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Baile con la Valquiria

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LITERATURA (FICCIÓN)*

Por Jeylú Pereda**


Era la tercera vez que Tadeo llegaba tarde al ensayo. Al posarse en la entrada su imagen se multiplicó en todos los espejos de la sala. Por unos segundos su mirada navegó evasiva entre sus compañeros; trató de anclarla en la complicidad que le brindaba su amiga América desde el piano, pero pronto emergieron los espesos ojos negros de Fausto, que avanzaron hasta él con el espíritu avasallante de una tormenta.
—¿Qué hora es Tadeo?
—Sé que he llegado tarde Fausto, pero
—Ssshhhh… Solo te estoy preguntando la hora Tadeo; sin embargo,  creo que tienes serias dificultades para dar lo que se te pide— dijo Fausto en una voz serena, punzante y diligente para llegar a todos los oídos, a todos los rincones.
Poseído en la arrogancia de su leotardo negro caminó  hasta el centro de la sala, se colocó en el medio del ballet y de nuevo apuntó su verbo y su mirada hacia Tadeo.
—Hay quienes afirman que lo principal de un espectáculo es la coreografía, no el bailarín… Lamento informarte que la coreografía está aquí Tadeo y que no necesito un bailarín, sino un cuerpo de baile que se mueva en perfecto allegro. En un mes estaremos en la Ríos Reyna, la sala más importante de este país, y no permitiré que el público se vaya sin haber disfrutado del mejor montaje que se haya hecho para homenajear a la gran Teresa Carreño. Si no puedes con eso, lo mejor es que te retires; no solo de esta sala, sino de esta vida conocida como ballet.
Cada una de las palabras de Fausto se convirtieron en cilicios que penetraron la mente y el corazón de Tadeo. Se preguntaba por qué tenía que soportar aquel juicio sin derecho a sacar a la luz las razones por las que se había convertido en lo que todos veían: ¿un artista sin disciplina? No esgrimió defensa alguna. Sus pies comenzaron a arder, tanto que bajó la mirada hacia ellos para corroborar que no desprendían llamas. Se descalzó y echó a correr. Dejó atrás la sala de ensayo y avanzó por los pasillos y las escaleras con la velocidad de un colibrí y no se detuvo hasta que las plantas de sus pies sintieron la textura del lugar de sus sueños: La Ríos Reyna.
La sala lucía impenetrable toda su sensualidad. Tadeo no se contuvo, y sobre la piel del centro del escenario soltó su llanto azul profundo. Lloró siete años de mala suerte que cuidadosamente había ordenado detrás de sus sonrisas. Lloró hasta comprender que las lágrimas solo son la transpiración y no el exorcismo del dolor. Repentinamente, mientras estaba sentado refugiando la cabeza contra sus rodillas y abrazando sus piernas como canaletas de lágrimas, sintió que el escenario comenzaba a girar. Una, dos, tres vueltas. Cuando alzó la mirada, no podía cree lo que ahora veía. 
—¡Aufstehen!— Fue la palabra que escuchó al tiempo que una suave mano apretó su hombro. Una hermosa chica con un tutú perlado y alas de libélula le sonreía. De nuevo repetía aquella palabra tan ajena a Tadeo. El movimiento de sus manos le dio luces para entender que ella lo invitaba a levantarse. La estampida de bailarines que salía del escenario en ese instante le advirtieron el sonido de la  lengua alemana. La chica le hizo señas para que siguiera al grupo de ballet. Tadeo lo hizo, pero no salía del asombro. Ya no estaba en la Ríos Reyna y no tenía la menor idea de cómo había llegado a otro teatro en el que todos hablaban alemán. Era un lugar muy elegante, mas los bailarines parecían destilados en el tiempo. Tadeo se sintió dentro de una de esas bolas de cristal que encierran ciudades en miniatura como recuerdo.
Los bailarines lo guiaron a través de un estrecho pasillo. A cada lado había puertas con carteles en los que se leían nombres de músicos, actrices y actores. La mayor sorpresa fue cuando leyó en uno de ellos el nombre de Teresa Carreño. Tadeo se quedó perplejo y paralizado ante la puerta. Cuando volvió en sí, se dio cuenta de que el ballet se había perdido hacia el fondo del infinito pasillo. Dudo por unos segundos, pero lo hizo, tocó a la puerta.
—Vorwärts— respondió una voz femenina.
La curiosidad de Tadeo lo hizo asumir aquella respuesta como una licencia para pasar. Giró la manilla, abrió lentamente la puerta y ahí estaba: La Carreño. El camerino lucía como un santuario del arte, y ella… ella era una divinidad sentada en un sillón de terciopelo. Una valquiria vestida de negro que discretamente se secaba unas lágrimas sin pañuelo. Dirigió una frase a Tadeo, pero él no entendió el perfecto alemán en el que se consultaba el motivo de su presencia. Entre la fascinación y la piedad, Tadeo le acercó un pañuelillo y le habló mirando directamente a sus ojos.
—¿Por qué llora La Carreño?
—Hablas español… ¿De dónde eres?— preguntó Teresa asombrada. La cadencia de la voz de ese muchacho de inmediato la conectaron con su infancia, con su tierra.
—Del mismo lugar que usted. De Venezuela— respondió Tadeo con una sonrisa brotada de orgullo.
—Qué hermosa sorpresa, no sabía de otros venezolanos en el teatro. ¿Cómo llegaste?
Tadeo había olvidado resolver aquella pregunta. Así que contestó con la verdad.
—No lo sé. Creo que un mar de lágrimas me decantó en el escenario.
Teresa sonrío en la complicidad de quienes se entienden en lo ilógico. Se inclinó hacia Tadeo y le preguntó: —¿Y por qué lloraste ese mar de lágrimas?
—Soy bailarín, pero no puedo serlo.
­—A ver, explícame eso.
—La compañía a la que pertenezco se prepara para el montaje más importante de su historia y yo no he dado la talla. He fallado en los ensayos. No estoy concentrado, he abandonado la disciplina. Mi coreógrafo cree que no sirvo para esto, me quiere fuera de la obra.
—¿Y qué crees tú?, ¿sirves para el ballet?
—¡Sí! Toda mi vida he trabajado para convertirme en uno de los mejores. Solo que ahora no he podido rendir. Por más que lo intento no logro concentrarme. Hay muchas cosas que me lo impiden.
—¿Qué cosas?
—No lo he querido contar en la compañía. Mi padre es mi única familia y desde hace un mes ha enfermado gravemente. No tengo dinero para pagar a alguien que lo cuide durante mi ausencia, incluso no tengo dinero ni para pagar muchas de las medicinas y alimentos que necesita. Usted no imagina lo terrible de la situación por la que atravieso, y no solo desde ahora. Desde que mi madre murió todo es cada vez más difícil.
Teresa se levantó del sillón y caminó hasta el perchero en el que colgaban dos hermosos vestidos
—Dime, ¿cuál te gusta más? En menos de una hora es mi presentación. Quiero lucir muy bien.
—El de la izquierda— respondió Tadeo, ahora anonadado con lo que él interpretaba como un insensible gesto de La Carreño. No comprendía cómo mientras él le había contado sobre su pena,  ella solo pensaba en elegir un bonito vestido para su presentación. Sin embargo, sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Teresa se acercó de nuevo para mostrarle una fotografía en la que aparecía rodeada de cuatro niñas y un niño.
—Son mis hijos: Giovanni, Lulú, Teresita, Eugenia y Hertha. Falta Emilia. Los cinco son mi vida. Esta de acá es Teresita, siempre ha sido la más rebelde. Nunca he logrado que aproveche sus grandes dotes. Me culpa de no comprenderla y de tener 30 mil años de atraso en mi manera de pensar. Sin duda, la pequeña ha olvidado una de las razones por las que he sido criticada en Caracas.
—No puede ser usted una mujer más adelantada a su tiempo.
—Teresita no lo cree así. Ella solo me recuerda cuando tiene algún problema y necesita de mi ayuda. El verano pasado estuvo en Milán y al poco tiempo de escribirme sobre lo feliz que se encontraba, cayó enferma con una erupción y una fiebre que ennegrecieron su piel. La amiga con la que viajaba la dejó sola y la policía la descubrió sin certificado de nacimiento. Poco después se las arregló para llegar a Malta. Y hace un mes salió en un buque austriaco que llegó  Argelia bajo las declaraciones de guerra. Ahora Teresita está presa y acusada de espía.
—Lo lamento mucho. ¿Qué hará ahora?— expresó Tadeo avergonzado de haber juzgado a sus adentros la insensibilidad de Teresa.
—Un concierto. En pocos minutos, por cierto.
—Me refiero a su hija. ¿Cómo se encuentra ella?
—Teresita comparte un sucio calabozo con dos domadores alemanes y dos mujeres árabes, una que mató a su esposo y otra a su hijo. Mira —le mostró un recorte de prensa— aparece en los diarios como la que había dado la señal para que los alemanes bombardearan el puerto de Bône. Ella habla alemán perfectamente, así que eso juega en su contra. Podría ser fusilada de un momento a otro.
—¿Y qué hará usted? — exclamó Tadeo angustiado.
—Un concierto, ya te lo he dicho. En ocho minutos exactamente.
—¿Pero y su hija?
—Mi hija está en Argelia y necesita que yo haga este concierto y todos los que sean necesarios para reunir los recursos que me permitirán rescatarla. Mi hija está en un calabozo espantoso y necesita que yo mueva cielo y tierra para sacarla de ahí. Y querido, mi única forma de mover el cielo y la tierra es tocando el piano.
Tadeo quedó estupefacto con la claridad que tenía Teresa para resolver algo tan grave como salvar a una hija bajo amenaza de muerte. Mientras él se guardaba en la introspección, ella fue hasta el espejo para colocarse los aretes y con dulzura le recordó al muchacho que debía alistarse para el concierto.
—Querido debo ponerme el vestido que elegiste. Te invito a disfrutar del concierto a los pies del telón.
—Sí, será un placer— respondió Tadeo maravillado y consternado a la vez.
Antes de salir del camerino, los ojos de Teresa en el espejo se volvieron a los del joven bailarín para hacerle otra confesión.
—Cuando tenía nueve años, después de un gran concierto, le dije a mi madre que sería una artista toda mi vida.
El rostro de Teresa se iluminó con una sonrisa de Gioconda. Tadeo abandonó el camerino envuelto en una sensación de bautismo. Caminó hasta la parte posterior del escenario y ahí esperó a La Carreño. A los pocos minutos ella apareció radiante. Ante el piano lucía como la mujer más poderosa del mundo. “La valquiria a quienes los males mortales no podían alcanzar”. De la alquimia de sus dedos y el teclado floreció el hermoso vals “Mi Teresita”. Tadeo se sintió abrazado por aquellas notas; así cerró los ojos y se entregó al placer hasta que  una voz familiar inundó sus oídos.
—¡Levántate!— dijo América, su amiga.
* Este fue uno de los trabajos finales presentados en el Taller de Escritura Creativa Teresa Carreño: música, literatura y cine, realizado en la Sala de Lectura del Centro Documental del Teatro Teresa Carreño entre el mes de marzo y junio de 2016, dictado por el profesor Luiz Carlos Neves.
** Periodista nacida en La Guaira (Venezuela) el 26 de abril de 1984. Egresó en el año 2007 de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Católica Santa Rosa. Ha ejercido profesionalmente en medios de comunicación impresos y radiofónicos. Participó en el Taller de Escritura Creativa del Centro Documental Teatro Teresa Carreño. Actualmente forma parte del equipo de redacción de la revista histórica Memorias de Venezuela y continúa su formación literaria en el XIII Taller de Narrativa de Monte Ávila Editores.
Fotos de Teresa Carreño: Archivo Histórico Teresa Carreño/ Centro Documental Teatro Teresa Carreño.
Fotos de la Sala Ríos Reyna y bailarines: Stefano Svizzeretto (2012).  




La música, mujer indomable

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     LITERATURA*
Por Dayana Rada**
Hablar de Teresa Carreño es sumamente interesante. El solo mencionar su nombre evoca multiplicidad de temas. Uno de ellos, es que el género femenino cobra relevancia, es decir, la música es mujer y la Carreño también. Las mujeres estamos históricamente ligadas al amor, a la delicadeza, a lo sublime. No debería extrañar que una mujer sea tan digna representante en el arte de la música. 
Si la música es universal es lógico pensar que la Carreño también lo sea, desde niña mostró un amor incondicional por el piano, ese amor lo  imagino con la inocencia que caracteriza la niñez, con ese brillo en los ojos y la alegría en el corazón, cada vez que se sentaba a tocar algunos de los ejercicios que su padre le asignaba como tarea y que para ella significaban la felicidad porque lo hacía con gusto.
El piano pasó a ser su mejor amigo, testigo presencial de toda su vida  objeto de su creación, el que mejor la entendía, sin él Teresa Carreño no sería recordada como la Valquiria del piano, no hubiese podido escribir tantas composiciones, como por ejemplo: La cesta de flores, La primavera, La falsa notao el Vals Teresita por mencionar algunas de sus obras de arte en el ámbito musical, todas escritas sobre él y para él.
Que haya sido la mujer músico más respetada y admirada de su época, habla del carácter fuerte, la determinación y valentía de la Carreño, le abrió paso a otras pianistas para que transitaran el camino de la música con indiscutible éxito. 
La Carreño no necesitó nacer en otra época para hacer todo lo que se propuso, no necesitó ser hombre para escribir sus composiciones y vivir de su arte, tampoco escudarse en la fragilidad femenina para conseguir apoyo, para seguir adelante. Solo necesitó de su espíritu inquebrantable, de la música y de su piano.
La mujer es un instrumento para el amor, el piano instrumento para crear, la Carreño instrumento terrenal para crear amor por la música, porque vivió para y por la creación musical, porque la pasión con que componía, con la que hacía sus conciertos, con la que cantaba no era más que la expresión de lo que llevaba por dentro.
Es indiscutible el amor de un músico por su instrumento, el caso de Teresa no es la excepción, lo cuidaba, estaba pendiente de su afinación, de su limpieza, en fin de que siempre estuviera en perfectas condiciones.
El piano su leal e inseparable compañero, su amor fiel y constante, con el que pasó las horas más tristes y alegres, con el que compartió triunfos y fracasos, cuando se sentaba en él a componer se centraba en las notas musicales, en plasmar en una partitura lo que su mente y espíritu querían decir a través de acordes, lo que su alma necesitaba contar, lo que los demás apreciaban escuchar y lo que el mundo hoy reconoce como grandes obras musicales.         
Claro todo eso tenía que ser compartido, transmitido a otras generaciones y para ello se dedica a dar clases a los niños y jóvenes que querían aprender a tocar piano, cada clase con la gran Teresa valía la pena, no solo en costo material sino en el aprendizaje que significaba, prueba de ello es la generación de músicos que ayudó a formar y que obtuvieron reconocimiento como grandes pianistas.
El talento admirado por todos en el mundo es hoy un legado para las nuevas generaciones en su natal Venezuela, lástima fuera del contexto musical, no sea más reconocida y apreciada como el icono femenino más importante de nuestro país, aunque el teatro más importante tiene su nombre, pienso que su vida y obra musical debería ser estudiada como la de cualquier prócer de la independencia, o Presidente de la República, entre las obras dedicadas a nuestro país destacan: Himno a Bolívar, Saludo a Caracas, el Himno al Ilustre Americano, Danza Venezolana, Cuarteto en Si Menor y Serenata.
Teresa recorrió el mundo con su nacionalidad, sin olvidar sus raíces, con la convicción de que hacía lo correcto y que cualquier sacrificio valía la pena para llegar a donde en efecto llegó, esto debe ser tomado como ejemplo de coraje y amor a un talento que no se podía y no dejó que se desperdiciara.
En el Teatro Teresa Carreño se percibe el amor por el quehacer cultural, se siente el esfuerzo por dar a conocer la vida y obra de la Carreño, en donde se aprende a valorar lo que una mujer de su época tuvo que batallar para salir airosa en un mundo controlado por hombres, los cuales también aplaudieron su talento y se hicieron participe de su éxito.
Lo que es sublime en la música, puede ser igual de sublime en una mujer, y lo que puede llegar a ser indomable en una mujer, también lo puede ser en la música, un símbolo físico y tangible de ello es el Complejo Cultural Teatro Teresa Carreño. Indomable cuando se admira y sublime cuando se siente.
*Trabajo presentado en el Taller de Escritura Creativa: Teresa Carreño: música, literatura y cine, dictado por Luis Carlos Neves, realizado entre abril y junio de 2016 en el Centro Documental del Teatro Teresa Carreño.             


                        

In Memoriam a Teresa Carreño llega a la Sala Ribas

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NOTA

Porque fue conocida como la niña genio y avalada por los grandes de la música


Teresa Carreño rompió esquemas, recorrió el mundo a través del piano y  hoy reposa tanto en el Panteón Nacional como en  el recuerdo de quienes han valorado su legado

     La Fundación Teatro Teresa Carreño a través del Centro Documental y en coproducción con Hageo Teatro, Épica Producciones y ToClick  abre las puertas de la sala José Félix Ribas para presentar el espectáculo In Memoriam, y rendir así homenaje a la excelsa y virtuosa pianista Teresa Carreño, la artista venezolana más universal, quien conmemorará los 163 años de su natalicio y, próximamente,   el centenario de su muerte (2017).

    En dos únicas funciones pautadas para el miércoles 30 de noviembre y el jueves 1 de diciembre a las 6:30 pm, el público podrá disfrutar de un evento multidiverso basado en la obra “Teresa Carreño, la pasión” escrito e interpretado por la actriz Mariana Inés Gil quien,  desde hace dos años, ha llevado a la escena un trabajo de gran compromiso  para dar a conocer  la vida de  la Walquiria del piano. 
    En esta oportunidad, In memoriam contará con la participación especial  de la experimentada pianista Gioconda Vásquez, el laureado tenor Luis Javier Jiménez, la apasionada bailarina Claudia Olaiz (integrante del Ballet del Teatro) y el Coro de Ópera del Teatro Teresa Carreño, bajo la estética y minuciosa dirección artística de la avezada Gabriela Montilla y la impecable dirección técnica de Luis Urdaneta.

     Los boletos tienen un costo de 1000 Bs y están a la venta desde ya en las taquillas del teatro o a través de la página web www.teatroteresacarreno.gob.ve
     
Sin duda, un evento imperdible que abre la programación centenaria y en el cual el público vibrará por medio de la palabra, el piano, la danza y el canto y, donde  entre blancas y negras, color y claroscuro,  reflexionará sobre la vida misma…



¡No se la pierdan!

“Teresa Carreño: anécdotas y pasajes

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DOCUMENTOS HISTÓRICOS
Por Arturo González Ubán*
Teresa demostró sus dones musicales desde muy temprana edad. Su padre, que era pedagogo, se convirtió en su primer maestro de piano, y a los cinco años le entrenaba en la técnica pianística con una serie de ejercicios. Vivió hasta los ocho años en Venezuela. En agosto de 1882 partió en el barco Joseph Maxwell desde Puerto Cabello hacia Filadelfia en compañía de sus padres, Manuel Antonio su hermano, su abuela Gertrudis, el tío Juan de la Cruz Carreño y cinco fieles criados. La Familia se residenció en Nueva York, en un apartamento de la Segunda Avenida.
Les voy a contar unas anécdotas y pasajes de la vida de Teresa. Hizo su debut en el Irving Hall de Nueva York el día 25 de noviembre de 1862. Cuando los padres y la niña se dirigían en coche al Hall, las calles adyacentes estaban abarrotadas de gente que quería ver a la niña prodigio que tuvieron que bajarse varias cuadras antes y caminar entre la multitud que la vitoreaba y aplaudía.
La crítica del New York Times de fecha 28 de noviembre de ese mismo año, entre otras cosas dijo: “su rango se lo merece, no como una niña prodigio, quien a la edad de ocho años ha vencido casi todas las dificultades técnicas del piano, sino como una artista de sensibilidad de primera clase”.
Cuando contaba apenas nueve años, fue invitada a tocar en la Casa Blanca para el Presidente Lincoln y su esposa; fue recibida con gran formalidad y cordialidad, pero cuando le pidieron que tocara el piano, asumió una actitud crítica hacia todo, la silla era incómoda, los pedales apenas se podían alcanzar y la acción de ejecutar una pieza en aquel piano (un Gran Schomaker) se hacía muy difícil, fue entonces cuando su padre le sugirió que tocara algo de Bach para que familiarizara con el piano. Esto le molestó mucho a la niña, e hizo que se revelara tocando una pieza muy fuerte de Gottchalk que al padre no le gustó para nada, pero al Presidente y a su esposa los emocionó mucho. Luego la Sra. Lincoln le pidió que tocara The Mocking Bird (El pájaro Sinsonte), a lo que Teresa respondió con mucho sentimiento. Desde esa corta edad ya se apreciaba el temperamento fuerte que la caracterizó durante toda su vida. Manuel Antonio, su padre, salió disculpándose hasta el final del salón.
A los doce años de edad, la Sra. Erard invitó a Liszt para que escuchara a la pequeña y aceptó encantado. Para el momento del encuentro estaban reunidos tres grandes músicos: Saint Säens, Plante (gran pianista francés, a quien Teresa dedicó años después una pieza de su propia inspiración). Para que la jovencita se sintiera cómoda entre ellos, Liszt le dio un golpecito en los hombros y le dijo que el tocaría primero y luego lo haría ella. Liszt tocó un andante de una de las sonatas de Beethoven, luego la condujo al piano y se colocó en el lado opuesto de la medida que continuaba, la atención de Liszt se acrecentaba al punto que se levantó de la silla y se le colocó a su lado, diciéndole: “pequeña, Dios te ha dado el mayor don que se le puede dar a un ser humano; el genio, trabaja, desarrolla ese don y sobre todo mantente como tú misma y algún día serás una de nosotros”.
A los catorce años de edad, fue invitada a tocar en el Palacio de Marlbouroug en Londres, para la entonces princesa de Gales, quien después fuera la Reina Alexandra. Para esta gran ocasión creyeron conveniente que la joven pianista usara traje de cola. La joven Teresa no estaba acostumbrada a esa clase de trajes, pero de todas maneras se sintió muy orgullosa de usarlo y ser recibida por la Princesa Real. Luego de atravesar el salón, para sentarse tuvo que hacer un movimiento a la cola y no se percató de que había tumbado la silla: la pobre Teresa cayó sentada en el piso causando gran alarma a la amable Princesa, que pensó que se había lastimado. Este incidente causó mucha impresión en ella, desde que entonces, cuando usaba trajes con largas colas en los escenarios, recordaba con una mezcla de orgullo, felicidad y tristeza que tenía que ser cuidadosa al sentarse en el piano.
En 1879, en un concierto de música de cámara, a última hora el cellista tuvo que ser sustituido. Dijo un crítico que éste tuvo que agradecerle a las estrellas que Teresa fuera capaz de interpretar su propia parte en el piano y tener que hacerlo también por el cellista.
Debido al éxito obtenido en Berlín, Teresa Carreño fue invitada a tocar en los mejores teatros de Europa Occidental y también en Rusia. A mediados de enero de 1891 llega a San Petersburgo para realizar su primera gira en ese país. Al llegar se encuentra con Anton Rubinstein, a quien no veía desde hacia veinte años, reanudando una gran amistad que los unió desde entonces. Un hecho curioso fue que en unos de sus conciertos se encontraba el joven Rachmaninov, de apenas 18 años de edad y que al escucharla dijo: “nunca en mi vida olvidaré a Teresa toando el Concierto de Grieg y la Rapsodia Húngara N° 6 de Liszt”.
En su repertorio destacaba la música romántica, en la que ponía mucho énfasis, la música contemporánea, la clásica y preclásica, y sentía una gran afición por la música moderna francesa. En una oportunidad se le preguntó por qué no tocaba este tipod e música, a lo que respondió: “no vale la pena, si Ud. Necesita técnica, hay otras formas de practicar escalas… pero hay un punto a favor de este tipo de música, si Ud. Comete un error nadie lo va a notar”.
Estando en la ciudad de Rotoura, Nueva Zelandia, y cuando terminaba de arreglarse para un concierto se fue la luz eléctrica… ella no se amilanaba por nada, encendió una vela y se fue caminando hacia el teatro, cuando llegó allí, se encontró que los acomodadores también estaban utilizando velas para llevar a los asistentes a sus puestos y cuando llegó el momento de comenzar el concierto, esas velas fueron colocadas al borde de escenario, lo que hacía visible la cara y las manos de Teresa. La primera parte se llevó a efecto de la forma más impresionante. Al volver la luz en la segunda parte, los asistentes protestaron.
Una noche del año 1900 al llegar la pianista a la estación El Paso (Texas), procedente de Los Ángeles, (California), ella y su esposo le entregaron las maletas a quien creyeron sería el portero del hotel. Entre el equipaje se encontraba el maletín donde llevaba todos sus documentos, dinero, pasaportes, contratos, etc., y sin los cuales no hubiera podido continuar su gira. Al llegar al hotel se dieron cuenta de que faltaba el maletín. Llamaron para reclamar la pérdida. Este les contestó que iría a la estación de tren a buscarlo, y a los pocos minutos regresó sin haberlo encontrado. Ella decidió ir con él a buscarlo y acudieron a la estación de policía. Aquí comienza la parte cómica de este incidente. Cuando el empresario abrió la puerta, allí se encontraban cuatro fornidos policías jugando cartas y cada uno de ellos cargaba dos enormes pistolas en el cinturón. Al entrar, los cuatro saltaron de sus asientos agarrando las pistolas una en cada mano, a lo que ella les dijo: “un momento señores, no dispares todavía”. La artista dijo que nunca olvidaría la expresión de sus caras. El jefe de los cuatro se acercó y ella le explicó su situación y su importancia, a lo que él le dijo que recobraría su maletín antes del amanecer, y que si tenía que despertar a todo el mundo en la ciudad, lo haría. Fue a varios hoteles de la ciudad y en uno de ellos estaba el maletín esperando que alguien lo reclamara.
Teresa contó a una de sus alumnas acerca de una historia que nunca olvidaría: Una mañana en Berlín ella estaba ensayando el concierto de Grieg con la Orquesta Filarmónica de Berlín, bajo la dirección de von Bülow, y cuando terminó de tocar, un hombre se paró adelante y puso sus manos sobre las suyas y le dijo que estaba muy feliz de oírla tocar. Teresa, que estaba apurada esa mañana, estrechó las manos del extraño sin prestarle importancia, y le dio las gracias muy ligeramente antes de marcharse. Pero el “hombrecito” le sostuvo las manos y le dijo: “me gustó mucho la forma como usted tocó señora, y también el cambio que hizo en ciertas notas, en la última parte, en octavas. Es mejor así”. Teresa sonrió otra vez y le contestó: “gracias”. Luego el “hombrecito” le dijo tranquilamente: “yo soy Edward Grieg”. Muchas visitas placenteras siguieron a ese feliz encuentro. Después de un tiempo él tuvo la oportunidad de dirigirla en este mismo concierto.
En Australia, en junio de 1907, le hicieron una entrevista y le preguntaron: “-¿Alguna composición original?” Y contestó: “Revue in Prague” (Desfile en Praga), un Capricho a la Polaca, la cual ha sido adoptada por las bandas militares francesas y ha sido tocada en Coblenz, y también en América del Norte.
En enero de 1914, tocando en Canadá y antes de finalizar un concierto de Schumann, tuvo que parar de repente en forma abrupta debido a que unos de los pedales se rompió. Ella levantó sus manos como signo de angustia y dijo: “yo no puedo continuar, el pedal está roto” y se fue del escenario. Regresó al cabo de unos pocos minutos y le comunicó a la audiencia: “damas y caballeros, el pedal se rompió, no puedo continuar. El manager me ha prometido arreglarlo o colocar otro piano para proseguir”. Ella fue recompensada por este gesto, con un fuerte aplauso.
En marzo de 1914 en la ciudad de Kansas, y al hacer su entrada al escenario del Teatro Schubert, donde daría un concierto con la Orquesta Sinfónica de esa ciudad, los músicos saltaron de sus asientos y empezaron a tocarle una “fanfarria”, saludo que se hace a personas de cierta distinción y también a personalidades de la nobleza. La escena impresionante, cuando los músicos empezaron a sonar sus instrumentos metálicos apagando aplausos de la audiencia que llenaba el teatro, quienes también habían saltado de sus asientos, Teresa estaba visiblemente conmovida con la recepción, una atractiva mujer de cabellos grises con cincuenta años de triunfos pianísticos. Ella se volteó y saludó a la audiencia y también se dirigió a estrecharle la mano al director de orquesta, mientras que los instrumentos musicales seguían sonando.
Cuando llega a La Habana y empieza a sufrir de “Diplópia” en marzo de 1917, llamaron al Dr. Desvernine, éste la vio y cuando llego a la casa le comentó a su madre que había examinado a la gran pianista, a lo que la madre le contó que él no se acordaba, pero que cuando ella visitó La Habana, siendo una niña de ocho años, él fue escogido como paje para entregarle una corona de laureles de oro, y él fue requerido debido a que su padre fue una gran músico para aquella época.
Teresa y su esposo regresan a Nueva York, y ésta muere el día martes 12 de junio de 1917, a las siete de la noche. El servicio fúnebre fue uno de los más impresionantes jamás asistido. La simplicidad y belleza con que fue llevado a cabo el servicio, fue acorde con lo que fue la vida de esta insigne artista. El funeral fue privado en algún sentido, asistieron amigos, artistas y discípulos que llenaron el apartamento donde justamente meses antes había encontrado para pasar ratos felices.
La ceremonia fue leía por el Dr. Louis K. Anspacher, decano de la Universidad de Columbia, que dirigió el rito episcopal con una magnifica elegía por la gran artista y mujer. La señora Emily Bauer tocó “mi Dios acercate a él” y la Sra. Delfina Marsh cantó “Dios secará las lágrimas de sus ojos” y “Oh! Descansa en Dios” de Felix Mendelsshon. El ataúd fue llevado en andas por Ignacio J. Padereswky, Misha Elman, Albert Spalding, Carlos Steinway y otras grandes personalidades del mundo musical.
Veintiún años después de su muerte sus cenizas fueron traídas a Venezuela en un ánfora de bronce esculpida por el artista venezolano Nicolás Veloz, con una inscripción en latin y la efigie de Teresa, en una ceremonia que se celebró el día 15 de febrero de 1938, en el Cementerio General del sur. En honor a esa repatriación, el gobierno de esa época emitió una estampilla de correos conmemorativa con la efigie de Teresa Carreño, y esto constituyó un hecho significativo, ya que fue la primera mujer ligada al mundo muscial, en aparecer en un sello de correos.
En un momento de recogimiento consigo misma, Teresa dijo: he amado tanto a Venezuela, la he amado a veces por sus desgracias, otras por la generosidad de su madre naturaleza y siempre siendo una madre irremplazable. En su seno quiero dormir el sueño de la tierra. Es allí donde quiero que reposen mis cenizas.
El día 9 de diciembre de 1977, ante la presencia del Presidente de la Republica, y las más altas personalidades del país, familiares y amigos de la pianista, fueron trasladadas las cenizas de Teresa desde el Cementerio General del sur al Panteón Nacional e inhumadas muy cerca de donde reposan los restos de nuestra heroína Luisa Cáceres de Arismendi. La ceremonia empezó a las nueve de la mañana con la presencia de varios coros de todo el país, así como también algunas orquestas. Se interpretó entre otras piezas, el Himno a Bolívar de Teresa Carreño a cargo de la Orquesta Nacional Juvenil, y el coro de Cámara de Caracas de la Universidad Central de Venezuela. El Panteón Nacional estaba lleno y todos los presentes lo escucharon de pie, en sincero homenaje a la ilustre pianista venezolana, quien ahora reposa al lado de nuestros héroes. 
Revista Entreacto. Caracas.
* Arturo González Ubán (1916-2010), conocido como El chamo fue el curador de la Sala Permanente Teresa Carreño desde su inauguración en 1988 hasta el año 2009.
Imágenes: Centro Documental Teatro Teresa Carreño.

Teresa Carreño y Luz Machado: música y poesía

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DOCUMENTOS HISTÓRICOS
Por Mario Milanca Guzmán*
La música y la poesía ¿cuándo han estado divorciadas? Jamás. Y cuando Maurice Blanchot dice: “escribir es la participar de la afirmación de la soledad donde amenaza la fascinación”. ¿Acaso no sería legítimo sustituir en esa sentencia “escribir” por “interpretar”? y tendríamos ambos ejercicios artísticos unidos. Así Luz Machado** escribe “en su soledad”, como ayer Teresa Carreño interpretaba “con su soledad” para fascinar a su alocutorio. Pero en forma estricta estas venezolanas ilustres se unen en el mismo ejercicio, en definitiva, la escritura, el signo ¿Teresa Carreño no reescribió, en el piano, los sueños y pesadillas, de compositores fallecidos o de sus contemporáneos?;  decimos que ambas se encuentran en la escritura hecha un código diferente, el musical, pero ambas finalmente, nos han hecho llegar sus sueños, alegrías, pesadillas, a través de sus respectivas obras.

Escribimos lo anterior como homenaje a dos mujeres venezolana que en distintas épocas ha representado, en lo más alto, el nombre de Venezuela en el exterior. Y lo hacemos a propósito de un artículo que Luz Machado publicara en El Nacional 46 (16.261): A4. Diciembre 8, 1988, titulado “Sobre bibliografía nacional”. En esencia, su autora reclama algo, que nosotros compartimos plenamente. Esto es, el uso de materiales en cierto trabajos –léase libros, ensayos, artículos– y la ausencia de referentes.

Comenta Luz Machado, en su artículo antes citado, que ella reacciona con extrañeza antes quienes omiten señalar trabajos y autores que estoy segura –dice– ha sido conocidos. Compartimos esta inquietud muy legítima de la intelectual. Ella me comentaba en un diálogo telefónico que mantuvimos el mismo día en que se publicara su artículo “Sobre bibliografía nacional” –que hasta un título de una de sus obras se lo habían plagiado. Nosotros tenemos un caso muy reciente que comentar –no denunciar, pues ya se lo hicimos ver al plagiario, sin que hasta el  presente hayamos tenido una respuesta–. En efecto, hace varios años comenzamos una lectura de la revista que fundara un venezolano visionario, don José María Herrera Irigoyen, titulada El Cojo Ilustrado. Esa lectura tuvo como objetivo estudiar el “parámetro musical”; resultado de esa lectura han sido: a) “El Cojo Ilustrado 1892-1915: una investigación hemerográfica” Revista Musical de Venezuela, Caracas, enero-abril de 1982, núm. 6, págs. 73-143; b) “Una experiencia hemerográfica. Investigación en publicaciones no especializadas en Venezuela: método y análisis” ponencia al Primer Encuentro Latinoamericano de Compositores, Musicólogos y Críticos” Caracas, 1984; c) “Reynaldo Hahn en El Cojo Ilustrado” cap. III, de la obrada titulada Reynaldo Hahn, caraqueño; d) Música y músicos en El Cojo Ilustrado, ésta última, es la obra definitiva que recoge nuestras investigaciones en la citada revista.

Luego señala que ignora qué exigencias imponen los nuevos dictámenes teóricos sobre bibliografía. Creo que no existen “nuevos métodos”, el método en bibliografía será siempre el mismo, esto es, la honradez, en el momento de indicar nuestras fuentes; honestidad y precisión.

Queremos homenajear a Luz Machado por esa preocupación que ha mostrado por Teresa Carreño, y no escribió al margen de su vocación poética”, pues lo que ella ha escrito sobre la pianista universal es, en esencia, poesía. De Luz Machado conocemos dos trabajos consagrados a la caraqueña: “La máquina de Teresa Carreño”, El Nacional año (N°) Noviembre 24, 1975, y “Teresa Carreño” Revista Nacional de Cultura, Caracas, julio-agosto de 1965, núm. 170, págs. 18-27. Este último es una recensión dictada por las páginas de exaltación que me han inspirado – confiesa su autora – la vida y la obra de esta ilustre venezolana; vida y obra que la poetista conoció a través del libre de la polaca-norteamericana Marta Milinowski, tituladoTeresa Carreño. Luz Machado, propone a los jóvenes la lectura del libro de la autora norteamericana.

Del comentario publicado en la Revista Nacional de Cultura, quisiéramos detenernos en lo que pensamos, es lo medular; nos referimos a la apreciación que hace la autora de la vida de Teresa Carreño. Anotamos algunas de esas afirmaciones: “Sólo hay que insistir en su conocimiento”; “Ni debemos permitir que se nos extravíe la huella de la más grande venezolana de todos los tiempos; “Venezuela le debe todavía el gran homenaje”; “Han de recordarse sus pasos y no permitir que se nos extravíe su huella, que ha de estar bien conservada y servir de objeto de estudio a la generaciones presentes y futuras”.

El gran homenaje a que alude a la autora del Canto al Orinoco, fue saldado por la patria el día 9 de diciembre de 1977, cuando por un decreto N° 2.451, del entonces Presidente de la República, Carlos Andrés Pérez, se realizó la inhumación de sus restos –cenizas– en el Panteón Nacional. Ahora, lo que aún permanece como compromiso con nuestra eximia pianista, es lo que anota con tanta lucidez la poetista: las huellas. Sí, ella pide que no se nos extravíe su huella que ha de conservarse y servir de estudio a las generaciones presentes. Pero la pregunte se impone ¿qué se ha hecho al respecto? ¿Se ha desandado el camino, y rastreado ese ejemplo, esa vida? Por nuestra parte podemos decir que desde hace varios años hemos centrado nuestro trabajo en la vida y la obra de Teresa Carreño. Esos trabajos –que se iniciaron con el sólido respaldo de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation– han sido los siguientes: 1) "Dislates en la obra Teresa Carreño, de Marta Milinowski”. Latin American Music Review. University of Texas, vol. 8, numero 2, fall/Winter, 1987; 2) “Claudio Arrau evoca Teresa Carreño ibídem; 3) "Teresa Carreño 1885-1887", Venezuela ’88, n° 9; 4) Teresa Carreño, gira caraqueña y evocación (1885-1887). Caracas, Edic. Cuadernos Lagoven, 1987, 140 págs.; 5) Teresa Carreño, una década (1853-1953) (obra inédita); 6) María Teresa Carreño. Este libro lleva por subtítulo: “Un desconocido artículo de Cecilio Acosta”, (obra inédita); 7) “Teresa Carreño: cronología y manuscritos”, Revista Musical Chilena, Santiago, junio-diciembre de 1988. Núm. 170 (en prensa); 8) Teresa Carreño, 55 años de pianismo. (Fundación Biblioteca Ayacucho, en prensa). Independientemente de este trabajo, está la difusión de la vida y la obra de la artista, a través de conferencias que hemos dado, tanto en el país como en el exterior.

Así creemos, estamos cumpliendo el pedido que hace la ilustre poetista en su trabajo publicado en la Revista Nacional de Cultura; o, al menos, nos acercamos al espíritu de ese pedido: rastrear las huellas, pide la autora. Nosotros lo hemos hecho en cuatro libros y otros tantos ensayos; lo hemos logrado recurriendo a fuentes primarias, es decir, archivos; y gracias a esa indagación tenemos en nuestro poder materiales absolutamente inéditos, que servirán para reconstruir esas huellas de la artista V. gr., hemos dado con el documento que oficializa la vida civil de Teresa Carreño: su partida de bautismo. Luego 134 años de haber permanecido en la oscuridad de los libros, en la humedad que silencia, entre los hongos que matan, sacamos a la luz ese precioso documento, que adquiere todo su valor como tal, al ser inscrito dentro de otro, y así hoy podemos entregar una secuencia precisa de sus huellas infantiles, de sus padres y hermanos.
 * Mario Milanca Guzmán (1948-1999) Investigador chileno residenciado en Venezuela que hizo un importante aporte en el rescate de la documentación de Teresa Carreño en los archivos caraqueños. Fue Licenciado en Letras y docente universitario. El artículo que recatamos hoy fue publicado en el diario El Nacional, el 23 de enero de 1989. Tiene su valor histórico porque además de referirse a Teresa Carreño, hace un inventario de sus obras dedicadas a la artista.
** Poeta, ensayísta y diplomática venezolana, nacida en Ciudad Bolívar en 1916. Murió en Caracas en 1999. Fue confundadora de la revista "Contrapunto".
Fotografías: Teresa Carreño (Centro Documental TTC);  

Tertulia con Mariana Inés Gil

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Por Jesús Alcivar*
ENTREVISTA

Hola querida Mariana, ¿Cómo estás?
Muy bien Jesús, gracias a Dios. ¿Y tú?

Bien, bien. Comencemos con nuestra tertulia.
Claro!

¿Qué es la actuación para ti?

La vida. La actuación es para mí la vida porque nunca he pensado en el sentido estricto  que algo "se actúa" o se representa, sino que se presenta,  se vive, se siente. 

La vida conjuga una totalidad tan diversa; experiencias que llamamos buenas y otras no tanto, sentimientos y emociones, en fin. En esa vida nos movemos en algo que determinamos como  tiempo y espacio y allí nos conectamos con otros, "somos otros", siendo nosotros mismos a la vez, debido a que maravillosamente cohabitamos en todo lo que expresa la humanidad: alegría, tristeza, conciencia, rabia, nobleza, reflexión, fé, y la aprehensión de eso que nombramos como  realidad. Así es la vida.

La vida es cambio. y todos, absolutamente todos continuamente mutamos... cambiamos. Nos movemos física, psíquica, y emocionalmente. Siempre estamos adaptándonos, mimetizándonos. Nos movemos, hacemos "algo", vamos o regresamos. Actuamos! En esencia, la vida es un sentir, un latido constante, una esencia, y los seres humanos tomamos del exterior (personas, hechos, lugares) y también hurgamos en lo interno y vamos dibujando con matices y pinceladas que llevan tonos diversos los cuadros de la galería del tránsito llamado existencia. 

La actuación para mí es la vida misma. Por cierto, algunas personas dicen: "es que los actores, en particular,  se convierten" Pero yo pienso que todos nos convertimos. Todos somos actores, personas que ejecutamos. Lo que creo es que si nos proponemos  abrir un poquito los ojos del alma y nos abstraemos de lo superfluo, agarramos de otros esas características (hasta formas de hablar) que creemos que no son nuestras. Y digo creemos porque en el ser humano habita todo. Algo que suena aparentemente ajeno, no lo es.

Que bendición y cuanto potencial tiene el hombre. Basta probar y lanzarse con mucha fe, para despertar el espíritu que Dios (la fuerza suprema) nos dio como regalo y entonces, como dicen muchos, actuar... conectarnos… vivir.

Wow, tu respuesta acaba de “abrir” mi concepción de la actuación. ¿Cómo y cuándo comenzaste a actuar?
¿Cómo comencé? Bueno, jugaba con hormigas en el patio de mi casa cuando empecé a actuar. Ese es el momento cuando mi memoria registra que comencé a vivir. Luego me la pasaba con muñecas, inventando historias o sintiendo y observando lo que le pasaba a la gente, y entonces,  agarraba eso para mí y lo vivía por medio de mis muñecas.
A mí me encantaba ver todo, leer cuentos y escribir, aunque no tenía muchos porque vengo de una modesta familia y muy particular, pero mis hermanas mayores me dejaban de herencia los suyos.  
En este punto (en esta pregunta) quiero hablar de mi padre Rafael Simón Gil, quien era un hombre inmensamente particular, con muchas aristas. Y lo refiero porque el  que me conoce desde la infancia (como mi mejor amiga Laura Costanzo) siempre comenta: "amiga, querida, tu padre era un actor y heredaste eso". Lo menciono porque se fue de este plano hace muy poco pero me dejó mucho.  Y la gente  dice eso. Ta vez, el cómo viene por allí y tantas vivencias generacionales. 
Por su parte, mi mamá me dice siempre que pese a mi timidez andaba metida en los actos culturales del colegio. Yo recuerdo que en 4to y 5to grado hice una obra en la cual yo era un zorrilo hediondo que otros animales no querían (claro, por el olor), pero luego el amor, la nobleza, y la unión prevalecieron. Se llamaba PIMPI. Qué cómico! Después en bachillerato en el Colegio Padre Seijas, y así seguí…
Pero lo que la gente llama “formalmente”... eso fue en la Escuela Superior de Artes Escénicas Juana Sujo, de la mano de un profesor ruso llamado Pavel Rochupskin, pero previamente había iniciado en un taller muy largo con un maestro llamado Noel Cruzen de la Casa del Artista, que por cierto, yo ni tenía dinero para hacerlo, pero el me dijo: no le digas a nadie pero yo te beco. Sigue viniendo como sea y así fue.

Después por casualidades llegó Venevisión con Héctor Manrique (era un taller gratis) y menos mal porque tampoco tenía ni un centavo en ese momento. A veces, hasta me mareaba del hambre en las clases, pero cuando oras todo pasa y además tenía unos compañeros maravillosos. Y bueno, estoy agradecida porque han pasado muchas cosas en el devenir de la vida, pero si te soy franca recuerdo haber iniciado con las hormigas en el patio de mi casa.

¿Cuál ha sido tu representación favorita?
Mi madre santa! Es un poco difícil contestar esta pregunta. Hoy te digo que “Teresa Carreño, La Pasión”. Es como un hijo porque la escribí y en ese momento había nacido mi grupo HAGEO TEATRO (Hageo que es el nombre de un profeta y un libro de la Biblia).
Pero, bueno Jesús, puedo comentarte que me gustó mucho Marlene en la obra “Rosa de Dos Aromas”. Era una peluquera y con Marlene yo sentía que me estaba montando en un globo aerostático de colores donde cada nube sacaba de lo más hondo de mí, una inmensa carcajada. Las obras rusas: todas las de Chejov. Me encantaba “Srta Julie” de August Strindberg (fue en la Juana Sujo). Es que todos los personajes me gustan y todas las obras también. Me encantan porque los personajes son como los seres humanos y las obras como la vida misma.

¿Solo Teatro?
No, no solo teatro. También cine, aunque formalmente he hecho poco. Un par de cortos y un personaje en la película Zamora de Chalbaud. Pero lo que la gente no sabe es que he hecho tanto pero tanto cine, porque para mí todo es como una pel'icula: desde un café compartido, salir… compartir… lo que te pasa en la calle… en fin, cada vivencia es una historia.

Estudié Comunicación Social en la UCV y estoy en ejercicio. Soy locutora, he trabajado dando clases de teatro para niños. Adoro a los niños y ancianos. Y.... Bueno, me encanta escribir. La verdad, yo hago de todo un poco. Siempre hay que estar listo para todo (Las cosas buenas).

Claro Mariana, las cosas buenas, y las no tan buenas también, aquellas un poco más difíciles de sobrellevar. ¿Qué es lo más difícil de la actuación?
Ay, Dios! Esta pregunta es otra bien difícil. La vida no es simple. Pero si me pides que sea puntual, pienso en el escenario. El momento más difícil es antes de salir a escena y cuando se termina la pieza. Como nacer y morir. Es una sensación rara y la gente que ha trabajado conmigo lo sabe. En especial mi amigo Níger Pereira quien desde hace siglos me acompañaba. Voy muchas veces al baño a orinar, mi sudoración aumenta, siento que mis poros se dilatan y sube mi temperatura. Un nudo como de una gran soga se me posa en la garganta, y rezo mucho para tratar de controlar los esfínteres. Y luego, al final, es igual de difícil porque sudo mucho más que al principio, y te confieso que me provoca tomarme un buen vaso de jugo de fresa al rato.  Los finales de las obras son lo más difícil porque quedo como vulnerable, me siento como desnuda  y cuando estás de esa forma solo quieres estar sola, solo.
Me provoca correr lejos e irme y no recibir ni aplausos, pero soy cortés y siempre saludo a quienes se quedan o atiendo cualquier solicitud que se me haga (así me enseñaron en casa)  pero confieso que solamente me provoca estar sola o que alguien muy, muy cercano me abrace. Me queda un inmenso cansancio y un gran vacío interno. Como si todos mis poros son ojos abiertos que han parpadeado mucho. A las dos horas me da un hambre tan atroz como si hubiese subido el  cerro “El Avila” un par de veces y quedo "agotada".  Después, me da mucho sueño y a dormir. 

¿Cómo ves el movimiento teatral venezolano?
Raro. Como un cuadro surrealista. Como un paisaje que no logro descifrar. A veces lo veo como el país en la actualidad. A veces, siento frustración…


Teresa Carreño... ¿Por qué?
Por muchas cosas. Todo lo que vivió. Por ser una mujer que en su época rompió esquemas. Por Venezuela. Por esa estructura que lleva su nombre donde ha trabajado y trabaja tanta gente valiosa. Porque cuando me fui a Caracas (soy de Valencia) no me gustaba estar encerrada en una residencia, en una habitación fría y sin arraigo. Entonces me iba a estudiar en los espacios del Teatro Teresa Carreño o ensayaba allí, apenas con una galleta de soda, agua y el ticket de metro y me causaba ruido el gran desconocimiento que sobre esa vida tan apasionante, existía. Por eso y para eso Teresa Carreño...

*Clarinestista de la Sinfónica Teresa Carreño, además de director artístico y clarinestita del Ensamble Raudal, grupo de música instrumental venezolana que fundó en 2004. También es integrante del Cuarteto de Clarinetes REUM de Venezuela y es investigador sobre el rol del clarinete en la historia de la música venezolana.
Fotografías: Milangela Galea y Luis Corona 2016, correspondiente al último montaje de la obra "Teresa Carreño, la pasión" en el marco de homenaje "In memoriam", realziado en la Sala José Félix Rbas, Teatro Teresa Carreño, 30 de noviembre y 1° de diciembre de 2016. Una coproducción del Centro Documental del Teatro Teresa Carreño, Épica Producciones y Toclick.

Teresa Carreño y Caracas

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DOCUMENTOS HISTÓRICOS
Por Israel Peña
Empecemos esta nota con una pregunta bien sencilla para los músicos venezolanos que conocen la historia de nuestra música: ¿A qué personaje pertenece el primer puesto como artista de la música en la historia del país? Y una inmensa mayoría –una mayoría consciente que sepa sumar méritos y honores– dirá un nombre quizás poco conocido de los venezolanos no interesados por el arte y la vida de Venezuela desde su nacimiento hasta hoy: el de Teresa Carreño.
Teresa Carreño, como hija y nieta de músicos, llevaba al nacer la música en sus venas. Pero esta disposición, esta facultad orgánica no quedó en un estado que pudiera llamarse natural o instintivo. Antes bien, se desarrolló en ella a conciencia, física y espiritualmente. Cierto es que el solo de un genio nato alentó en la niñez y en la adolescencia su conocimiento y sus progresos de artista. Pero de guiarse sólo por él, Teresa Carreño no hubiera llegado a conquistar el nombre y la gloria que le dio su arte en los más variados climas del mundo.
De esto podemos deducir que no hay arte basado en la naturaleza sin el concurso de sistemas y disciplinas que le permitan manifestarse en una forma artística, superada sobre sus orígenes.
El primer maestro de Teresa Carreño fue su propio padre, Manuel Antonio Carreño, hijo de músico y que pasaría hoy quizás por un brillante aficionado sino hubiera sabido inculcar certeramente, con un tino a todas las luces pedagógico, los principios que sirvieron de base al monumento que constituyó más tarde el arte pianístico que distingue a la caraqueña de esa mayoría común de pianistas que luchan denodadamente por abrirse paso en el campo del concierto sin lograr más que una aceptable y mediana posición. Tanto entonces como ahora –y acaso más ahora que entonces– esa legión de ejecutantes medianos, de artistas insuficientes representa un porcentaje exasperante para expresarnos y para buenos públicos. Teresa Carreño supo descollar brillantemente desde sus comienzos, en un principio como niña prodigio en Caracas y luego como brillante alumna y precoz concertista en Estados Unidos y Europa ¿Y quiénes fueron sus maestros, luego de las lecciones que recibió en Caracas de su padre y el profesor Hohenus? Pues nada menos que Luis Moreau Gottschalk y Antonio Rubinstein. El primero era un ejecutante a los Liszt, deslumbrador y romántico. El segundo un gigante del teclado que supo resistir airosamente entre los mejores públicos de Europa el recuerdo del genial himno. Pero Teresa Carreño no adoptó en verdad la manera y el espíritu del uno o del otro, sino que aprendió a ser ella misma a través de su magisterio. Bien cierta es la anécdota que narra en su magnífica biografía de la excelsa venezolana la escritora Marta Milinoswski. El hecho ocurrió en Londres el año 1868, contando Teresita sólo trece años, cautivado por el talento arrollador de la muchacha, Rubinstein se declara espontáneamente su guía y le da maravillosos consejos. Pero llega un momento de discrepancia entre ellos en plena lección. Ambos están furiosos. “Esto es así”, declara con energía el maestro. “Esto no es así”, responde con entereza la alumna. “Yo soy Rubinstein”, dice altivamente aquel. “Y yo soy Carreño”, contesta Teresa con orgullo. Entonces se miran al fondo de los ojos y su cólera se disipa al instante. Se ha reconocido de veras: son dos iguales, dos genios del teclado que pueden contemplarse frente a frente sin pestañear.
Hasta aquella Teresa Carreño. La música y la vida se encargarán desde entonces de enseñarle mucho más. Y las personalidades que se cruzan en su camino se intercambiarán con ella potencias y cualidades: el gran pianista y director alemán Hans de Bulow… y Eugene d’Albert, otro notable pianista con quien llega a casarse y tener dos hijas, divorciándose luego de las más enconadas divergencias vitales. También pueden contarse entre sus amigos más directos Johannes Brahms, quien no la considera una pianista sino un pianista, y Grieg, que al oírle tocar una vez hoy su célebre “Concierto en La menor” le dijo maravillado: “Señora, ¡no sabía que mi concierto era tan hermoso!”. Agregaremos a esto la frase de Clara Wieck, la gran pianista y compositora viuda de Roberto Schumann, al oírla una vez en Leipzig; “Gracias a Dios que antes de morirme he podido escuchar a Liszt hembra”.
No obstante esta gran vida, esa gloria presente en el recuerdo de los grandes centros de concierto de Europa y Norte América, Teresa Carreño es hasta ahora oficialmente sólo un nombre más en los anales venezolanos. Sus cenizas, traídas a Venezuela en 1938, -veinte años después del deceso de la artista en Estados Unidos- yacen en el Cementerio General del Sur, entre la comunidad general de nuestros muertos. Cuando en 1953 se cumplió el centenario de su nacimiento un grupo de damas venezolanas sugirió al Gobierno Nacional el traslado de esas cenizas al Panteón, lugar más digno de su talla de gran venezolana. Pero nada se hizo para realizar esta insinuación. ¿Por qué en este año cuatricentenario no figura entre los actos del actual Gobierno hacerse eco en forma efectiva de este noble deseo?

Caracas, domingo 18 de marzo de 1967

El arte y el Tiempo por Israel Peña

Título original "Teresa Carreño y el Cuatricentenario de Caracas"

El “Archivo Histórico Teresa Carreño”: Una de las colecciones del Centro Documental del Teatro Teresa Carreño

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El archivo histórico de la artista venezolana Teresa Carreño (1853-1917) que se resguarda en el Teatro Teresa Carreño, forma parte del Fondo Documental de esa institución y está integrado por un valiosísimo número de documentos originales, tales como cartas, contratos, programas de mano, postales, telegramas, recortes de prensa y fotografías de la artista, así como buena parte de la documentación que sobre ella se ha generado en Venezuela entre 1917 y la actualidad.


De este conjunto documental, las cartas firmadas por Teresa como las que dirigían diversas personalidades representan una parte significativa del archivo para conocer al personaje y su época. Su valoración por los venezolanos, en los tiempos de la democracia, no pasado más allá de crear la Sala de Exposición Permanente Teresa Carreño, espacio dedicado a resguardar dicho patrimonio. Actualmente cerrado por el proceso de restauración de las piezas textiles, las que comenzaron a deteriorarse aceleradamente luego del desalojo de la Sala de su sitio original. Dicho espacio, no obstante, se torna insuficiente a la hora de divulgar la ejemplaridad de esta artista universal, que este año cumple cien años de su partida física.


Estos documentos forman parte de las pertenencias de la Carreño que llegaron a Venezuela por iniciativa de su discípula y primera biógrafa Marta Milinowski quien logró que el Vassar College de Nueva York los enviara a Caracas, a fin de que el Estado venezolano dispusiera de las mismos. Sin embargo, su destino fue incierto hasta 1987, cuando por las gestiones de Elías Pérez Borjas (1932-1993), entonces Director General del Teatro, pasan a formar parte de los archivos de la Sala Permanente Teresa Carreño, inaugurada al año siguiente. Dicha Sala estuvo bajo el cuidado del señor Arturo González Ubán (1916-2010), quien contribuyó a incrementar la colección.


En el año 2006, ante el panorama incierto en torno a la Sala de Exposición Teresa Carreño, los documentos de Teresa fueron rescatados por la Jefatura del Centro Documental e incorporados a su fondo documental, donde actualmente es una de sus colecciones más valoradas y resguardadas. Se encuentra disponible para su consulta por los interesados. Para la fecha se está llevando a cabo el inventario y catalogación de los mismos, cuya versión digital estarán disponibles en Internet a través del Sistema de Gestión de Información Digital del Centro Documental, que se desarrolla en estos momentos. Ahora solo está disponible en la Sala de Lectura del Centro Documental.

Entrevista a Mariana Inés Gil, autora e intérprete de Teresa Carreño, la pasión

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ENTREVISTA
Entrevistamos a Mariana Inés Gil, sobre el monólogo Teresa Carreño, la pasión. La idea de este encuentro es hacer el registro de lo que fue su experiencia creativa en torno a esta obra, a efectos de que se conozca más, sobre todo en este año que es el centenario del paso de Teresa a la inmortalidad. Su aparición ha sido avasallante, tanto por la historia que cuenta, como por la interpretación que hace la propia autora de la pieza. Se ha llevado a escena en los espacios de Banco Central de Venezuela, Celarg, Teatro Municipal de Valencia, Sala José Félix Ribas y PDVSA La Estancia (Altamira).
─ Lo primero que tendríamos que preguntar en este caso es: ¿cómo surge esa idea de la pieza, cómo surge esa primera motivación para acercarte a Teresa Carreño y por supuesto escribir una obra, concretamente una obra de teatro?
─Bueno, la idea surge por varias cosas, confluyeron muchos elementos allí, para que naciera Teresa Carreño, la pasión. En principio, bueno, yo venía haciendo teatro. El Teatro Teresa Carreño significa mucho para mí porque yo soy del interior del país, soy valenciana y como siempre lo digo en este espacio, a mí me han pasado muchísimas cosas. Yo venía a ensayar aquí (…) de la Juana Sujo este espacio me gustaba muchísimo porque era como mi espacio de cobijo, aquí incluso hacía siestas, etcétera, etcétera y siempre me llamó la atención la figura de Teresa Carreño, siempre.
Además, me daba curiosidad que la confundían con Teresa de la Parra. ¿Pero por qué te digo que confluyen varios elementos? porque yo tengo un tío además, que lo nombré mucho cuando presenté la obra en Valencia, que se llama Ramón Arturo Guevara. Mi tío es amante de las antigüedades, y mi tío en varias oportunidades me hablaba de Teresa Carreño. Y bueno allí también en una oportunidad le quise dar los créditos y dije incluso, te confieso esto ahora, que la obra había sido escrita a cuatro manos, eso lo dije cuando estuvimos en Valencia. Yo quería como reivindicar a mi tío, a un señor solo, soltero, sin hijos, amante de todo lo antiguo y para él fue como lo máximo estar en el Municipal y que la gente lo interpelara preguntándole sobre Teresa Carreño, eso es un segundo punto, mi tío.
El tercer punto, una vida apasionante como fue la vida de Teresa Carreño y que además me llamaba la atención porque en ese momento que escribí la pieza yo estaba pasando por un gran desierto. Después de esto,  surgió mi grupo que se llama Ageo Teatro. Ageo es un libro de la Biblia, un profeta que habló de la reconstrucción del templo y el teatro para mí es eso, la reconstrucción del hombre, la reconstrucción de todos los pedazos, allí, es un espacio sagrado, así como es la figura de Teresa Carreño.
Entonces bueno, empecé pues, digamos, a investigar un poco más y a escribir esta pieza en honor a Teresa, pero siempre digo que no fue escrita por mí, por qué, porque es ese refrán, yo no sé si dice Cuando Dios te lo da, San Pedro te lo Bendice, yo no sé cómo es la cosa, pero esto yo creo que fue Dios el que me puso a escribir Teresa Carreño, la pasión y otras cosas que escribí a posterior… Creo que fue Dios, porque todo se fue dando. El grupo, escribir la obra, el cómo se escribió, el cuándo se escribió y todo lo que pasó para llegar a lo que es ahora Teresa Carreño, la pasión e incluso Teresa Carreño In Memoriam, donde han participado otros artistas. Hoy se torna, no como una obra de teatro, sino como un espectáculo para rendir honor a la gran figura de Teresa Carreño.
─ ¿Cuánto tiempo te llevó escribir la obra?
─ (Risas) Eso es muy cómico, porque yo la obra si te lo confieso, a ti que ya eres, te considero muy cercano, yo recuerdo que arranqué a escribir la obra en una noche y eso después tuvo modificaciones…Fue de una sola sentada porque eso estaba ahí desde hace muchísimo tiempo. Cuando uno escribe, tú no escribes media línea, tú no escribes un parrafito, por lo menos así me pasa a mí, uno escribe y después eso va mutando. No te puedo decir un tiempo porque la verdad no lo recuerdo, sí recuerdo cuando me senté a escribir y tenía muy claro el comienzo y también tenía muy claro el final. Lo que no tenía muy claro en ese momento era el título de la pieza, eso llegó después.
─ ¿Cómo fue ese proceso de documentación para llegar a estructurar la obra?
Sí, bueno mira el proceso de documentación fue bien particular porque yo me fui a la Biblioteca Nacional y empecé a leer sobre Teresa Carreño, después me fui como loca por todos los lugares, porque yo quería tener para mí, que de hecho lo tengo, la biografía de Marta Millinowski. La buscaba y la buscaba, me iba a los libreros y preguntaba por todos lados, que bueno, esa me la leí completa, completica y la tengo ahí como mi libro de cabecera… Total es que un día Jesús, consigo el libro, me meto en una librería y era el último ejemplar… Dios mío, me quedaba casi que el dinero justo para comprarla y la compré. Como te digo, mi libro de cabecera, porque es uno de los que más releo, creo que en esa época, no en esa época ni siquiera te había conocido. Entonces fue todo como me documenté en la Biblioteca Nacional, incluso allí vi un video que lo hacía Lagoven, era algo que lo hacía, esta actriz, no recuerdo el nombre de la actriz que interpretaba Teresa Carreño. Yo lo vi en la parte de arriba donde tienen las cuestiones de las películas, los vídeos, la colección audiovisual y allí me fui documentando. Aparte de todo lo que buscaba, leía, las cosas que a veces mi tío me decía, pero yo no soy músico y la gente me decía, después que la obra estaba hecha, “¿Pero una Teresa Carreño que no toca piano?” Yo siempre decía “Ay Dios mío, verdad que tengo aprender a tocar aunque sea un poquito”, pero no me paré en eso, ni en otras cosas que para mí en ese momento eran un muro, sino que yo tenía el interés de tocar y de contar la vida de Teresa Carreño, una vida demasiado apasionante.
─ ¿Cómo hiciste para montarla por primera vez?
¡Guao! Con mucha hambre (risas) ¿cómo hice? El cómo se lo dejo a Dios, yo creo que los ángeles, los arcángeles y todas las fuerzas divinas que me ayudaron a montarla.
─ ¿Cómo fue ese primer montaje?
-Yo tenía ya la pieza escrita y empecé a ensayar en mi casa. Recuerdo que yo iba a Valencia y le decía a mi hermana Marianela, “mira Marianela, mira tengo esto” y me imaginaba, pétalos de rosas, pero no tenía, imagínate, ni pa’ rosas artificiales, ni pa’ rosas, ni nada. Me imaginaba pétalos de rosa que en alguna parte de la obra caían del cielo, eso en la parte que hablaba de La cesta de flores, después me imaginé eso al final. Muchos pétalos cayendo como del cielo y eran imágenes que se me venían a la cabeza mientras yo estaba tratando de montar la obra, yo sola y le decía a mi hermana “mira esto que se me ocurre, mira esto, acompáñame al parque”. Ella me acompañaba al parque los fines de semana, al que se llama Fernando Peñalver. 
Empecé a ensayar, pero luego mi hermana no pudo seguir conmigo, mi hermana menor, me dije, ”Dios mío, ¿cómo hago?” intenté buscar algunos directores, pero generalmente ¿cómo es el proceso teatral para los actores?; los directores, que ya tienen una obra de algún escritor te llaman para requerir tus servicios actorales, esto fue a la inversa, yo había escrito la obra y ahora estaba sola queriéndola montar, entonces no conseguía ningún director, digamos reconocido que pudiera avalar. Intenté trabajar con alguien, intenté darle la obra a esa persona para que me avalara,  y esas personas, no sé si no confiaron en el trabajo o querían hacer el trabajo, total es que querían un poco tomar la obra para ellos y yo me desmotivé muchísimo porque la productora ─no puedo referir su nombre─, la productora me dijo, “Mira, tú no estás preparada para hacer ese personaje, nosotros hemos leído lo que tú escribiste, eso es un personaje para una persona, una actriz de mucho peso, nosotros lo que podemos hacer es que la vamos a mandar a reescribir con un escritor porque tú no eres dramaturgo, el escritor “equis” que les escribía a ellos y luego tú te sometes a un casting o puedes estar como asistente”… Yo no dije nada porque muchas veces he silenciado, pero recuerdo que en el metro, cuando ella se bajó, me puse a llorar.
Luego le dije a mi mamá, “mamá que duro esto, yo no puedo creer que esto me esté pasando a mi” y me desmotivé porque no tenía nada pues, o sea, no tenía dinero para producir y mi idea era que esas personas me ayudaran a la producción porque no tenía recursos. Bueno, total es que un día, habían pasado como dos meses, un día me levanté y me dije, o algo me dijo “registra la obra y empieza a montarla como sea, llévala a donde sea porque es algo que tú escribiste” y así lo hice entonces, me averigüé cómo pude con el SAPI. Fui, averigüé todos los recaudos y registré la pieza.
Una vez en ese proceso seguí ensayando, yo estaba sacando mis últimas materias en comunicación social, una de esas últimas materias era lectura dramatizada, ya yo me sabía la obra de cabo a rabo y tenía la idea de cómo quería montar la obra.
Me pasa un poco esto cuando escribo algo, Jesús, te lo confieso, que es como que yo tengo una idea en la cabeza y es como que la veo desde afuera, por eso es que a mí me gusta tanto trabajar también desde afuera y aspiro algún día si llego a hacer cine, no solamente estar como actriz, sino del lado de afuera o como directora, como escritora, o quizá como docente o como coach de actores, no lo sé, porque es como que me imagino todo, yo creo que a todos nos pasa lo mismo, no me pasa a  mí nada más. Todos tenemos nuestra visión de las cosas, bueno el cubismo era eso, tú te paras en algún punto y vas a ver algo diferente, entonces cada quien tiene su visión, su visión para dirigir y bueno, a mí me pasa y estoy segura que nos pasa a todos, lo que pasa es que yo he sido arriesgada para contarlo.
Un poco para retornarte la historia, para contar y decir mira todos tenemos la posibilidad de hacerlo, vamos a hacerlo y yo me he arriesgado, total es que bueno, viendo mi última materia con Xiomara Moreno, había un chico allí que era el preparador y yo le dije un día, un muchacho muy, muy joven, le dije “mira, yo escribí una pieza, necesito a alguien que me monitoree porque yo quiero montarla” también me acompañaba mi amigo Niger Pereira, a quien siempre tengo que nombrar, porque mi amigo estuvo conmigo en todos los lugares en lo sucuchito en lo no sucuchitoen los espacios convencionales y no convencionales. En fin, total es que le digo a este muchacho: “léelo por favor a ver si tú me quieres colaborar a monitorear”. En efecto el muchacho lo leyó y me dijo “no, pero esto no es una obra de teatro”, yo le dije “Bueno, mira si tu lo ves como algo más hacia el relato está bien, pero vamos a reunirnos y vamos a empezar a hacerlo para que tu veas lo que yo tengo y lo que yo quiero decir con esto” así lo hicimos y el primer montaje ya no recuerdo ni siquiera donde lo hici... ¡No! claro que recuerdo, lo hice en el Banco Central de Venezuela con repetición, ellos me pidieron repetir, y gracias a Dios, y así lo hice, luego ese muchacho pues, dejé de trabajar con él, también hubo pequeños inconvenientes allí y yo gracias a Dios, había registrado mi pieza y mucha gente sabía, ya todo el mundo sabía que yo la había escrito, gracias a Dios y que él había sido un monitor (…)
Montar Teresa no fue nada simple, fui a bares, vendiendo entradas, recuerdo que para el Teatro Municipal de Valencia, tenía que vender una cantidad mínima de 380, creo de entradas y era yo sola, porque ahí si estaba yo, sola. Le pedí la colaboración a un señor director llamado Henry Manganielo para que me hiciera las luces y bueno, yo pagarle sus honorarios pues, y yo vendía entradas de casa en casa, de puerta en puerta, a todos mis vecinos, me fui a las iglesias evangélicas, a las iglesias católicas diciendo: ‘miren tengo una obra, por favor padre ayúdeme a vender aquí, diga algo después de la misa’… Bueno, me pasaron cosas bellísimas, grandes testimonios que por eso yo digo Dios existe, los ángeles existen y uno se desespera, pero en este plano, cuando pones todo en manos de Dios, las cosas se te dan. ¿Qué hay que esforzarse? sí, la vida es esfuerzo porque las cosas no llegan de la nada, a Dios no le gusta la gente floja, Dios dice, y hay un refrán por ahí que dice “a Dios rogando y con el mazo dando” lo que quiere decir que hay que confiar, pero ese confiar es haciendo y la fe tiene que ser una fe activa. Así más o menos inició Teresa en los espacios, ensayando aquí, yo busqué espacios en el Laboratorio Ana Julia Rojas ensayando allí, ensayando en un huequito que hay por aquí que se llama “sala A  Teatro”. Ensayando en todos lados, como siempre pues, cuando no tenemos espacio, los grupos de teatro o las personas que somos, digamos, nuevos emprendedores, así arrancamos, a veces hasta en la calle.
─Excelente…
─Yo hablo mucho (risas)
-¿Qué es Teresa, la Pasión?, ¿qué buscas transmitir con la pieza?
─Varias cosas, la vida de Teresa Carreño en primer lugar, transmitir lo que le ocurre a un artista. Fíjate que a mí me encanta contar la vida de Teresa, yo sí quería contar la vida de un artista, porque ya estaba un poco cansada de ver obras de teatro que tenían que ver con personajes históricos, que tienen su gran valor, pero que se hacían como con una función muy particular, yo decía “Señor, yo no quiero esto”. Volviendo al punto, primero, contar la vida de Teresa, dos, exhortar a los artistas… Tres, hacer un llamado de atención al público… Cuatro, que la gente valore lo que fue Teresa Carreño en realidad, y las figuras históricas que ya casi no se recuerdan, sobre todo a las que casi no se conocen, entre ellas te puedo mencionar una fuera de serie, te hablo de Luisa Mota, una de nuestras grandes artistas, de nuestras grandes actrices de Venezuela.
Así ocurre con músicos, con escultores, con pintores y yo quiero seguir escribiendo en función de esos artistas que son desconocidos o que la gente ha olvidado, ha dejado un poco con el polvo arriba, es transmitir eso. La vida de Teresa Carreño y sensibilizar a la audiencia de lo que fue y lo que sigue siendo Teresa Carreño, como ser humano y como artista por su puesto y lo que representa para nuestro país, que sea un ejemplo, que las nuevas generaciones digan “¡guao!, fue un ejemplo de vida, un ejemplo de vida recta, un ejemplo de vida luchadora, un ejemplo de vida para todos los seres humanos y que todos en el fondo, los que habitamos en este plano, debemos convertirnos es en eso, en un ejemplo bueno de vida, para otros y para las futuras generaciones.
─¿Qué aspira Mariana Inés Gil de Teresa, la pasión?
─ Mira con Teresa Carreño, la pasión, primero que todo que recorra muchos lugares, hacer amigos (risas), eso es lo que Mariana aspira, quiero hacer amigos. Quiero hacer un espectáculo en paz, hacer un espectáculo con fe, hacer un espectáculo de la mano de Dios, hacer un espectáculo donde detrás del telón, antes de salir todos estemos orando, pero felices donde cada quien tenga su espacio, donde la gente se sienta tranquila, donde haya una confluencia, donde confluyan muchos elementos y donde todos los artistas que estén, se sientan como un solo vibrar, como un solo corazón latiendo, como una sola masa, eso es lo que Mariana Inés Gil quiere, un espectáculo donde todos los que confluyan se sientan bien.
Pero si tú me preguntas qué quiere Mariana, en el fondo, aparte por supuesto de presentar Teresa, dar a conocer la vida, yo como ser humano quisiera que después de presentar Teresa, quedar con amigos, porque es la mayor ganancia y es la mayor ganancia al alma, los amigos, y vibrar en frecuencia positiva con el otro, cuando eso no me pasa, a veces dijo “Señor ─porque somos humanos─ llámame a capítulo” porque hoy estamos y mañana quizás no. Entonces lo que quiero es que este tránsito en el que yo estoy pasando y en el que todos pasamos que se llama vida que además particularmente para mí ha sido intensa, intensa en todo… Que este tránsito sea bonito, no te niego que uno, como ser humano, a veces cae (…) Porque es normal, las relaciones humanas no son fáciles, hacer un trabajo de cualquier tipo actoral donde confluyen distintas personalidades,  personas, modos de ser, no es fácil, pero bueno, es llamar a capítulo y al final decir “bueno, Mariana que todo termine con una sonrisa, que todos se sientan cómodos, desde el que está más arriba que dirige, hasta el que barre, hasta el que te maquilla, porque todos somos un mismo sentir y una misma vida.
─ ¿Qué siente Mariana luego de interpretar a Teresa Carreño?
─ (Risas) Te voy a decir lo mismo que le dije a Jesús Alcívar “un gran hambre”. Después que termino, después que termino me queda un gran vacío, yo no te sé explicar la sensación, creo que era más fácil escribirla que contarla, yo se la escribí a Jesús Alcívar en la entrevista, me queda un gran vacío y en ese momento, fíjate que te lo cuento y lo revivo, es como que quisiera estar sola y salir corriendo, aunque siempre soy muy cortés con la gente y a las personas les digo “cómo están” el que quiera hablar conmigo pues, hablo con las personas, estoy pendiente, oye si alguien necesita alguna ayuda, pero en el fondo me queda un gran vacío, una gran soledad, unas grandes ganas de estar o con alguien muy cercano que me abrace en ese momento, bien sea mi mamá, o un amigo muy cercano como Niger, que me abrace.
Pero después me queda algo como, no te lo sé explicar, es como un gran cansancio, pero interior, y a veces no me provoca ni siquiera ver al público, es como si me quisiera meter en una cajita y que nadie me vea, es una sensación bastante rara. Luego cuando llego a mi casa, también, en una sensación de soledad bien grande, después como a las dos horas me da un hambrón, que me provoca comerme el mundo entero, siempre digo “Dios mío me provoca tomarme al rato como un buen vaso de jugo de fresa”.
Me recupero como al día siguiente o a los dos días, es como una sensación de soledad bastante grande y siempre pregunto, “¿oye, habrá quedado el público conforme?” porque uno trabaja para el público. Siempre le digo “Teresa, que tú, que tu memoria siempre descanse en paz, que brille para ti la luz perpetua, que se haya dicho, se haya contado tu vida, que el público haya conocido tu vida y sobretodo que el público la haya sentido, que haya quedado conforme. Te lo digo como actriz, tanto en Teresa como en otros espectáculos que he tenido, sobre todo si son de comedia, yo siempre digo “Señor, el público es lo principal, la gente viene, dispuso de un tiempo, oh padre que sea, que la gente se haya dado por servida”. En el caso de Teresa siempre digo aparte de lo que te digo,  que se haya contado su vida y haya quedado ella conforme, su alma pues, que descanse conforme.
─Una última pregunta: ¿cómo ves la figura de Teresa Carreño en el marco del centenario, que es justamente este año y Teresa Carreño, la pasión?
─ Bueno, mira, Teresa Carreño, la pasión quisiera en sus distintas modalidades seguirla llevando al público, sobretodo en este año centenario. A Teresa Carreño la quisiera ver, quisiera ver un gran busto de ella en el Teresa Carreño, un busto de ella completo en el Teresa, así como este busto que hay pequeño, quisiera ver el museo de Teresa de nuevo, quisiera ver el Teresa Carreño tapizado con cosas de Teresa, quisiera una ruta de Teresa, una ruta en donde, una ruta para niños, una ruta para ancianos, una ruta para jóvenes, una ruta donde haya de todo, desde música, baile, las distintas expresiones rindiendo tributo a Teresa Carreño. Así yo veo el Teresa en el centenario y en lo que no es el centenario, es decir, siempre veo estos dos días fundamentales, su nacimiento y su partida como días grandes, días en que esto sea realmente un lugar como lo que debe ser el Teresa Carreño, el lugar de cobijo de Teresa Carreño, el lugar de cobijo de los artistas, pero de verdad verdad.
Además, un lugar como una gran biblioteca, biblioteca no solamente de libros, una biblioteca donde los libros tengan vida, donde la gente tenga vida, donde todo tenga vida en honor a ella. No es posible que la gente pise el Teresa Carreño y no sepa quien fue Teresa Carreño, no es posible que haya gente que venga a presentarse y no sepan quien fue Teresa Carreño y eso tenemos que, como venezolanos, recobrar y hacer todo lo posible para que eso no siga sucediendo, no solo con el Teresa Carreño, sino en cada lugar que uno va.
─Algo más que quieras decir
─Darle las gracias a Dios, darte las gracias a ti por haber confiado, porque tú confiaste. Yo vine muchas veces aquí con Teresa Carreño, la pasiónporque quería que se montara aquí. Cuando pasaba por el Hotel Alba que queda en frente, veía diciéndome: “bueno, Señor en tus manos está”. Así que te doy las gracias y a todos los que han participado en Teresa a todos, a todas las personas que han estado en este proyecto desde, con los que han funcionado, hasta los que ya no están, darle las gracias, porque por algo estuvieron y Dios dispuso que estuvieran y sobre todo gracias a Dios.
─Gracias Jesús
─Gracias
─A ti
Jueves 12 de enero del 2017, Teatro Teresa Carreño
Espacios abiertos del Teatro Teresa Carreño, detrás de la Sala Permanente Teresa Carreño.

Trascripción: Keiris Rodríguez Múcura

¿Quién lo mató?

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LITERATURA (FICCIÓN)
Por Alexandra Romero**


Emocionado Xavier, contador del Teatro Teresa Carreño, se preparó para el recital en homenaje a la niña prodigio del piano, Teresita, por Clara Rodríguez, pianista venezolana ganadora del Premio Lukas de Reino Unido. Él le comentaba a su esposa Ana, que Teresa Carreño había sido considerada como la más grande pianista de su época.
-Fue invitada a tocar ante el presidente Abraham Lincoln, en la Casa Blanca ¿Me estas escuchando Ana?- le dijo emocionado.

Sin embargo, ella solo le decía, con tono burlón, que la verdadera Teresita había muerto el 7 de junio de 1917 a los 63 años. No le soportaba, estaba muy enojada porque estaban llenos de deudas y Xavier solo le contaba sobre las maravillas de esta compositora venezolana con fama mundial.
Al llegar al Teatro Teresa Carreño Xavier rápidamente se incluyó en la larga fila para comprar la entrada del evento, dejando a su esposa unos metros atrás por su extremada premura, a simple vista él hacía pensar que padecía de Trastorno obsesivo-compulsivo, repetía palabras de manera silenciosa y le sacaba conversación a las personas de la cola de forma desesperada… desenfrenada.

-A los 9 años debutó como solista con la Orquesta Sinfónica de Boston y con la Filarmónica de Londres. Además, en 1889 regresó a Europa para ser solista de la Orquesta Filarmónica de Berlín- decía en voz alta pero temblorosa,  mientras se agarraba sus manos sudorosas. Su esposa, le miraba con cara de odio, repudio… y las personas de atrás también ya las tenía aturdidas por su parlanchina personalidad.
Cuando por fin llegó a la taquilla pidió dos entradas al vendedor, éste parecía no tener mucha paciencia, además el calor de ese día le sacaba los demonios hasta al más pacífico. –¿Sabía que compuso el Himno a Bolívar, Saludo a Caracas, el Vals de Teresita, Himno al ilustre americano, Danza venezolana, El cuarteto para cuerdas en Si Bemol, entre otras obras? ¿Lo sabía?- le repetía y volvía a repetía buscando una respuesta de aceptación, pero éste no emitió nada y solo entregó los dos ticket.
Al tenerlos en sus manos revisaba y volvía a revisar los boletos como si algo no estuviese bien. Mientras tanto, la gente ya comenzaba a decirle cosas, pues la cola seguía creciendo y la hora del concierto se acercaba; Ana tuvo que sacarlo de su letargo con un empujo. Al llegar a la sala Ríos Reyna se dieron cuenta que el lugar estaba repleto, no les quedó de otra que pedir permiso para poder pasar y ubicarse en unos asientos. Xavier estaba sobreexcitado y le comenzó a contar al señor ubicado a su derecha que Teresita al regresar a Venezuela en 1885 no le fue muy bien.
-La sociedad caraqueña empezó a adoptar una actitud de rechazo hacia nuestra Teresita, por ser una mujer divorciada y vuelta a casar ¡Eso era un escándalo! Tuvo que abandonar la ciudad en 1886, ¡No estaba cómoda!- le expresó molesto. El señor luego de escucharlo con atención se presentó extendiendo su mano, no obstante, Xavier no podía aceptarla, su miedo a los gérmenes se lo impedía, lo que generó desagrado e impresión de rechazo en la acción.
-La mala educación se puede observar en su actitud. Pensé que era mucho más inteligente- Aseveró el señor con ceño fruncido.
Al faltar solo minutos para dar inicio al recital Xavier sintió ganas de ir al baño. Le dijo a Ana que ya volvía. Salió tropezando y pinzando a las personas hasta que llegó a la puerta. Corrió hasta el baño, estaba lleno, le tocó esperar, era el último, silbaba para distraer su mente y no pensar en sus necesidades, agarraba sus extremidades. Cuando por fin entró no había nadie, estaba alegre por eso. Al salir lavó y secó sus manos. Mientras se dirigía a abrir la puerta para volver a su asiento sintió cuando alguien le tapó la boca y clavó la punta de un cuchillo sobre su espalda. Xavier intentó hablar, pero las palabras no salían de su boca.

-Adiós, iré a ver como juegan con el instrumento- le susurraron al oído.
El dolor que sentía era agudo, terriblemente intenso. Después sintió como la oscuridad se apoderaba de él, cayó el frío, cayó la muerte, no logró presenciar el homenaje de Teresita, su Teresita, su artista. No pudo sentir ese temblor que recorre la espalda, o esa cálida sensación romántica que erizan los vellos de los brazos… como sea que se presente, es momento de placer sublime. Murió. ¿Quién lo mató?

*Este fue uno de los trabajos resultados del II Taller de Escritura Creativa dedicado a Teresa Carreño, realizado en Sala de Lectura del Centro Documental, abril-junio de 2016.
**Comunicadora Social Mención Impreso egresada de la Universidad Santa María. Estudiante de Archivología en la Universidad Central de Venezuela. Especialista en redes sociales y gestión de contenidos periodísticos. 

Recuerdan a Teresa Carreño con su música y sus compositores predilectos

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Nota

Cinco generaciones de pianistas homenajean a Teresa Carreño en su Centenario

La Asociación Cultural Humboldt, bajo la promoción del historiador y especialista en Teresa Carreño, Jesús Eloy Gutiérrez, como parte de la programación en el marco del año Centenario de Teresa Carreño (1853-1917), se complace en invitarle a un recital de la pianista venezolana Gioconda Vásquez y sus alumnos de la cátedra de piano: Ismar Romero, Oscar Bustamante, Mario Reyes y Miguel Castro, donde cinco  generaciones hacen un recorrido por la música de Teresa y sus compositores predilectos.

El programa está dedicado a las composiciones de Teresa Carreño y de dos de sus compositores preferidos, Fréderic Chopin y Franz Liszt. Entre las piezas de la venezolana que se podrá apreciar se cuenta: Vals n° 1, Danza, Elegía n° 2, Un baile en sueños, Opus 37, La primavera, vals   Opus 35 y Mi Teresita, Pequeño vals, La cesta de flores, La nota falsa, Fantasía Opus 39, Mazurca de Salón Opus 30, Un sueño en el mar, Opus 28 y Una revista musical en Praga

Así mismo se interpretará la Elegía n° 1 Lamentos y Elegía n° 2 Al borde de una tumba de Chopin y el Soneto del Petrarca de Liszt. Igualmente se estrenará en este teatro el preludio Un adiós a Teresa de la maestra Gioconda Vásquez. El evento contará con la presentación del profesor y crítico musical Einar Goyo Ponte.

Asociación Cultural Humboldt
(Jorge Washington cruce con Av. Juan Germán Roscio, San Bernardino)
Sábado 30 de septiembre de 2017
Hora: 11: a.m.
Entrada general 7.000 Bs.
Estudiantes 6.000 Bs.
Con la compra de la entrada participa en la rifa de un ejemplar de la segunda edición del libro Para conocer a Teresa Carreño (2016).

A la venta directamente en la taquilla del Teatro o a través del 04145503277
Más información: 0212-5000464, asohumboldt@gmail.com

Conferencia-concierto "Teresa Carreño, su vida, su obra"

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NOTA

Estreno mundial del Romance para violín y piano, obra que Teresa Carreño dedicó al insigne violinista y compositor húngaro Edouard Réményi.


¿Quién fue Teresa Carreño? ¿Cuáles fueron las etapas más importantes de su vida? ¿Cuál es su legado? ¿Cuáles son sus composiciones más importantes? Estas son algunas de las interrogantes que quedaran respondidas este sábado 23 de junio de 2017 por la maestra Mariantonia Palacios en esta actividad organizada por el Centro Documental del Teatro Teresa Carreño en el marco del año Centenario.


En este concierto conferencia en el que rendimos homenaje a esta eximia artista a los cien años de su muerte repasaremos algunos aspectos de su interesante y agitada vida, contextualizándolos e ilustrándolos con la interpretación de algunas de sus composiciones.
El programa está integrado básicamente por música de Teresa Carreño y autores contemporáneos de la artista venezolana.

El mismo se realizará el estreno mundial del Romance para violín y piano, obra que la Carreño dedicó al insigne violinista y compositor húngaro Edouard Réményi  (Ede Reményi), quien fue gran amigo de Johannes Brahms y le inspiró a componer sus muy conocidas e interpretadas Rapsodias Húngaras

María Teresa Gertrudis de Jesús Carreño García (Caracas 1853- Nueva York 1917) fue sin duda una de las más grandes pianistas de la historia. No en balde sus contemporáneos la llamaron “La Walkiria del piano”, “La Brünhilde del teclado”, por la fuerza y pasión que imprimía a sus interpretaciones. Esa misma convicción y entrega total con la que tocaba se reflejó en todos los aspectos de su vida. Fue la Carreño una mujer con una voluntad férrea que se impuso en un mundo de hombres.

Lugar: Sala José Félix Ribas
Día: Sábado 23 de septiembre de 2017
Hora: 4:00 pm.
Costo de la entrada: 6.000 Bs.


Mariantonia Palacios (pianista)

Es Profesora Ejecutante de Piano desde 1982 y desde 1987 maestra ejecutora, especializada en el estudio e interpretación de la música venezolana.  Obtuvo los títulos de Licenciada en Artes en la UCV (1984), Magister en Musicología Latinoamericana (UCV, 1998) y  Magíster Artium (Universidad de Costa Rica, 2003). Además es profesora titular en la UCV, la USB y la UNIMET.
Fue  directora de la Escuela de Artes, del Coro del Teatro Teresa Carreño, de la Compañía Nacional de Ópera de Costa Rica. Actualmente coordinadora de la Maestría en Musicología Latinoamericana y del Centro Digital de Arte.
Por sus investigaciones y trabajos ha recibido premios y distinciones, tanto nacionales como internacionales: Premio Nacional de Investigación Musicológica “Rhazés Hernández López”(1998); Premio de Musicología Casa de las Américas (1999); Premio “Samuel Claro Valdés” (Chile, 2000); premios CENAL (2005); Premio Municipal de Música, Mención Investigación Musical (2009);Premio CENAL mención honorífica, colección textos universitarios (2010); Orden “José María Vargas” en su primera clase, UCV (2012).

Darlenys Zamora (violoncellista) 
Violoncellista caraqueña. Sus estudios del instrumento los realizó  con Marek Gazjler, Germán Marcano y William Molina en el Núcleo de La Rinconada y en el Conservatorio Simón Bolívar, además de cursos magistrales con maestros invitados como Philippe Muller y Stefan Popov. Actualmente es integrante de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar. Es además Licenciada en Artes, Mención Música, de la Universidad Central de Venezuela.

Anthony Vivas (violinista)  
Violinista caraqueño. Es miembro fundador de la Orquesta Sinfónica Nacional Infantil de Venezuela y del Grupo Coral “Camino y Voces” de Bello Campo. Ha recibido clases magistrales con los maestros William Naranjo y Stoika Milanova, entre otros. Como solista ha desarrollado una intensa carrera realizando giras por EEUU, Costa Rica y Cuba. Actualmente es integrante de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar.



Para conocer a Teresa Carreño

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Por Einar Goyo Ponte
PALABRAS DE PRESENTACIÓN
Hacer historia y escribir la historia son dos asuntos muy distintos. Si comparamos sus procesos, quizás acordarán conmigo en que lo primero es más fácil que lo segundo. No es necesario ser héroe o criminal para hacer historia. De hecho, todos estamos constantemente haciendo historia, la mayoría de las veces, sin mover un dedo. Pero escribirla tiene unas exigencias muy particulares. Para escribir la historia hay que recopilar, organizar, investigar documentos, darles forma, estudiar un contexto y hasta una fenomenología. La historia de los sucesos y los hombres que los detonan, promueven o activan tiende a hacer perdurar en la memoria eventos u obras que generan consecuencias. Dos de ellas, al menos, muy notables y trascendentes: el momento presente y nosotros, sus habitantes.


En el terreno de la historia política o social, esas consecuencias cotidianas permiten con relativa facilidad las pesquisas y tareas que posibilitan la escritura de la historia. La historia de las artes requiere de los libros, las palabras, las obras plásticas, arquitectónicas, el testimonio de un ideario. En el caso de estas disciplinas humanas, el producto del artista suele ser el principal documento para historiar un devenir de carácter estético.
Pero, ¿saben qué es verdaderamente difícil? Hacer historia de la vida y la obra de un músico, porque su obra, su producto pertenece al terreno de lo intangible. La vida de un músico, ejecutante o compositor, requiere de un sonido, de aquello que efectivamente nos permita constatar su grandeza y trascendencia.
En Venezuela historiar la música es una disciplina particularmente difícil. Es proverbial la corta memoria de nuestra idiosincrasia. Quizás muchos de nuestros males presentes se explicarían por ese empecinamiento tan vernáculo de olvidar o desconocer nuestro pasado. Los caudillos mesiánicos se sustentan principalmente en esa ventaja. Como nadie recuerda lo ocurrido años o décadas antes, puede venderse con apariencia de novedad, de estreno y de panacea. Pues ese mismo conflicto de nuestra identidad reverbera cuando hacemos la historia de la música de nuestro país. Quizás en el terreno popular ese estigma se diluya al mínimo, pero en el de un personaje como Teresa Carreño, la figura que hoy nos convoca en este recinto, nos enfrenta con un involuntario interrogante: ¿cómo traducir a la expresión que sustentaba su vivir en el mundo, aquello que la motivaba? ¿Cómo reencontrar la esencia intemporal de la Carreño, más allá de sus amores, sus carencias, sus miserias, su fortaleza, su carácter, sino es a través de su música?
Y es que un músico es sobre todo su obra. Su vida puede ser intrascendente u odiosa, demasiado conflictiva o pasiva, pero su verdad, su materia perdurable, su más allá, que es lo que nos la aproxima a nosotros, es su música. Lo mismo podríamos decir de Juan José Landaeta, de Delgado Palacios, Vicente Emilio Sojo, Juan Bautista Plaza, Antonio Estévez, Inocente Carreño o Antonio Lauro. Todo lo conocido y escrito sobre ellos se comprende, cobra sentido, amanece y se asienta en el presente de nuestras vidas cuando su música suena.
En el libro, en la investigación, que Jesús Eloy Gutiérrez, pone a nuestra disposición, en su segunda edición, y que promete ampliar para darnos un perfil cada vez más completo de la gran venezolana, pianista, mujer y creadora que fue Teresa Carreño, no se olvida nunca esa referencia o necesidad sonora: cada episodio de su vida lleva asociada una banda sonora que Jesús Eloy registra, enumera, comenta, y al final están las referencias con sus pautas rigurosas y documentadas. Eso que el libro no puede hacer: sonar, desgranar sus escalas o acordes, se prepara para que el lector desande un hilo de Ariadna musical que nos lleve de la oscuridad silenciosa del Minotauro a través del laberinto, a la luz de la música de Teresa Carreño, pues nos indica qué escuchar, dónde y cómo. Comparte con nosotros su dedicada, vigilante, incansable investigación.

Es una lástima que mientras escuchemos el repertorio que los pianistas de hoy nos ofrecerán, no podamos leer el libro de Jesús Eloy Gutiérrez. Si así fuera saldríamos de esta sala hoy, con un perfil de Teresa Carreño casi en tercera dimensión. Sabríamos de su infancia, de sus sinsabores, de su talento admirado y reconocido por los músicos y creadores más grandes de su época, de su estatura universal, y sabríamos cómo suena esa gloria, qué tonos mayores o menores, qué cromatismos, qué potentes octavas o qué delicados arpegios matizaron o representaron el alma de la artista entonces, mientras experimentaba la circunstancia vital, y entenderíamos a cabalidad su componente imperecedero, aquello que la hace merecedora de nuestra memoria, admiración y sincronización con nuestra vida y nuestro hoy. Entre la lectura del impecable texto de Jesús Eloy y la música que oiremos hoy en la calidez de la Maestra Gioconda Vázquez y sus alumnos, veríamos verificarse un milagro: sentiríamos la presencia viva de Teresa Carreño, oyendo/oyéndose, allí sentada entre nosotros.
Y la reconoceríamos.
Muchas gracias.
Einar Goyo Ponte.

30 de septiembre, 2017.
Asociación Cultural Humboldt, Caracas-Venezuela

Vuelve "Teresa Carreño, su vida, su obra", Conferencia-concierto con Mariantonia Palacios

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 NOTA

Con la participación especial del violinista Anthony Vivas y la cellista Darlenys Zamora, vuelve la exitosa actividad didáctica y educativa de la pianista Mariantonia Palacios, luego de sus concurridas presentaciones en la Casa Boulton, Quinta El Cerrito y la Sala José Félix Ribas.

¿Quién fue Teresa Carreño? ¿Cuáles fueron las etapas más importantes de su vida? ¿Cuál es su legado? ¿Cuáles son sus composiciones más importantes?

Estas son algunas de las interrogantes que quedarán respondidas nuevamente este sábado 2 de diciembre de 2017 por la maestra Mariantonia Palacios, en esta actividad promovida por el historiador Jesús Eloy Gutiérrez, especialista en Teresa Carreño, y con el apoyo de la Asociación Cultural Humboldt, en el marco del año Centenario de la máxima artista caraqueña. Este mes se cumplen igualmente cuarenta años del traslado de sus cenizas al Panteón Nacional, y ciento sesenta y cuatro años de su natalicio.

En esta conferencia-concierto se le rinde un homenaje a esta eximia artista venezolana, a los cien años de su muerte, repasando algunos aspectos de su interesante y agitada vida, contextualizándolos e ilustrándolos con la interpretación de algunas de sus composiciones.

El programa está integrado básicamente por música de Teresa Carreño y autores contemporáneos de la artista venezolana. En el mismo concierto se interpretará el Romance para violín y piano dedicado al insigne violinista y compositor húngaro Edouard Réményi (Ede Reményi), quien fue gran amigo de Johannes Brahms y le inspiró a componer sus conocidas e interpretadas Rapsodias húngaras. El estreno de la pieza de Teresa se realizó este año en la Sala José Félix Ribas.


María Teresa Gertrudis de Jesús Carreño García (Caracas 1853- Nueva York 1917) fue sin duda una de las más grandes pianistas de la historia. No en balde sus contemporáneos la llamaron “La Walkiria del piano”, “La Brünhilde del teclado”, por la fuerza y pasión que imprimía a sus interpretaciones. 

Esa misma convicción y entrega total con la que tocaba se reflejó en todos los aspectos de su vida. Fue la Carreño una mujer con una voluntad férrea que se impuso en un mundo de hombres.

PROGRAMA
Teresa Carreño
Reverie Impromptu Op. 3,
Une larme Op. 5.
Impromptu,
Souvenirs de l’Angleterre Op. 16,
Mazurka de salón Op. 30,
La sommeil de l’enfant Op. 35,
Capricho No 1, Colección de piezas de baile,
Vals "Mi teresita" (versión para trío con piano)
Romance para violín y piano

Obras de compositoras venezolanas contemporáneas a Teresa Carreño:
Isabel Pachano de Maury, Sofia de Pecchio, Ana Camejo,
Trina Castrillo y Josefina Almenar de Arreaza.
Berceuse de Teresita Carreño Tagliapietra, la hija de Teresa

Lugar: Asociación Cultural Humboldt
Día: Sábado 2 de diciembre de 2017
Hora: 11:00 a.m.
Colaboración: 20.000 Bs.


Mariantonia Palacios
Pianista. Es Profesora Ejecutante de Piano desde 1982 y desde 1987 maestra ejecutora, especializada en el estudio e interpretación de la música venezolana.  Obtuvo los títulos de Licenciada en Artes en la UCV (1984), Magister en Musicología Latinoamericana (UCV, 1998) y  Magíster Artium (Universidad de Costa Rica, 2003). Además es profesora titular en la UCV, la USB y la UNIMET.
Fue  directora de la Escuela de Artes, del Coro del Teatro Teresa Carreño, de la Compañía Nacional de Ópera de Costa Rica. Actualmente coordinadora de la Maestría en Musicología Latinoamericana y del Centro Digital de Arte.
Por sus investigaciones y trabajos ha recibido premios y distinciones, tanto nacionales como internacionales: Premio Nacional de Investigación Musicológica “Rhazés Hernández López” (1998); Premio de Musicología Casa de las Américas (1999); Premio “Samuel Claro Valdés” (Chile, 2000); premios CENAL (2005); Premio Municipal de Música, Mención Investigación Musical (2009); Premio CENAL mención honorífica, colección textos universitarios (2010); Orden “José María Vargas” en su primera clase, UCV (2012).

Darlenys Zamora 
Violoncellista caraqueña. Sus estudios del instrumento los realizó  con Marek Gazjler, Germán Marcano y William Molina en el Núcleo de La Rinconada y en el Conservatorio Simón Bolívar, además de cursos magistrales con maestros invitados como Philippe Muller y Stefan Popov. Actualmente es integrante de la Orquesta Sinfónica de Venezuela. Es además Licenciada en Artes, Mención Música, de la Universidad Central de Venezuela.

Anthony Vivas  
Violinista caraqueño. Es miembro fundador de la Orquesta Sinfónica Nacional Infantil de Venezuela y del Grupo Coral “Camino y Voces” de Bello Campo. Ha recibido clases magistrales con los maestros William Naranjo y Stoika Milanova, entre otros. Como solista ha desarrollado una intensa carrera realizando giras por EEUU, Costa Rica y Cuba. Actualmente es integrante de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar.


La función del mago y la del biógrafo

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PALABRAS DE PRESENTACIÓN

Por Luiz Carlos Neves

            Una de las funciones del mago es la de hacer desaparecer objetos y personas y volverlos a mostrar en un lugar sorpresivo para los espectadores… Si acaso juega a ocultarse, no es sino para volver a escena para pedir al público  la generosidad de los aplausos.

             Los biógrafos usan otro artilugio, deben desaparecer y no volver a escena, para así darle relevancia al biografado. Esa vocación de mostrar al otro a través de su ausencia es sin lugar a duda su logro mayor. Cuanto más ausente es el autor de la biografía, más presente el objeto de su revelación.

               Extraña manera de escribir.

               No obstante, eso es lo que el lector de la vida ajena desea. Si el biógrafo se mostrara más presente que el biografado, sería como pedir uvas frescas y recibir uvas pasas. O sea, no es malo, pero es la misma cosa en un formato distinto.

               Y cuando uno agarra el libro “ Para conocer a Teresa Carreño”, ¿qué ocurre?

              Si el lector va, por razones de tiempo,  a la parte final de la biografía encontrará las “Fuentes”, el manantial informativo en el que buceó Jesús Eloy Gutiérrez:

- Fuentes audiovisuales
- Hemerografía
- Manuscritos
- Obras de referencia
- Programas de espectáculos y eventos
- Tesis
- Sitios WEB

        La persona interesada en Teresa Carreño tiene delante de sí lo que el navegante y buceador posee en su barco: un mapa. La horizontalidad de la hoja cartográfica es la que permite la búsqueda vertical de pecios y tesoros.


        El historiador Jesús Eloy Gutiérrez al remitirnos a su lectura personal de tantas fuentes, muestra la grandeza de Teresa Carreño. Lo escueto del libro de ninguna manera se confunde con trivialidad. Es como un abrebocas de un festín. El primer plato, por su calidad, señala la calidad del banquete.

         Lo pequeño es una invitación a lo grande. De nuestra lectura, uno ve cuántas facetas tenía Teresa: cantante y directora de orquesta, compositora, pedagoga, escritora musical, y eximia pianista. La persona deseosa de profundizar su conocimiento sobre esa mujer genial puede escoger campos  variados del mundo de la música.

        El investigador, ante la seriedad de su trabajo, debe lidiar en campos distintos de la musicología, pedagogía, composición, etc.
        El creador puede realizar un corto o largometraje, documental o ficción, una novela, cuentos para niños o adultos, poemas, canciones, obras de teatro, letras para sus composiciones, arreglos, en fin, un manantial inagotable de posibilidades.

        El aporte de las ilustraciones es igualmente relevante, al permitirnos disfrutar de las imágenes de Teresa, de los documentos de época, hasta llegar a las fotos del Teatro que lleva su nombre, obra modernista de la arquitectura.

         En mis talleres de Escritura Creativa, he utilizado ese libro, como un trabajo serio al lograr poner en tan poco espacio, tanta información. Además, es una invitación a aprender a trabajar con la grandeza, de una mujer, en pleno siglo XIX y principios del siglo XX, en cuya vida no conoció la paz, pues las guerras estaban en América Latina, Estados Unidos, y por toda Europa en que ella estuvo. La obstinación creadora, virtud mayor señalada por el escritor Herman Hesse, es en Teresa Carreño, uno ejemplo de no-desfallecimiento ante los embates y combates de la vida.

        Es así, con mucha fiesta, que tengo el honor de presentar a ustedes la segunda edición de “Para conocer a Teresa Carreño”, qué muchas vidas tenga, para la música de la alegría, y  la alegría de la música.

        Saludos a Jesús Eloy Gutiérrez, a quien felicito por su logrado libro, y  a la Fundación Teresa Carreño, por lo certero de la publicación de esa obra indispensable.


Sala Digital Jacinto Convit. Museo de Ciencias, Caracas, 11 de noviembre de 2017. 
Feria Internacional del Libro de Caracas.



Balance de un año Centenario

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El año 2017 fue sin dudas sumamente interesante en la divulgación de la memoria histórica de uno de los personajes más importantes de la música occidental de finales del siglo XIX y comienzo del XX: Teresa Carreño (1853-1917). Una venezolana universal, cuyo legado es una luz perenne que guía los pasos de quienes decidan dedicar su vida a las causas nobles de la Humanidad.
Sin discusión, me hubiese gustado, que desde la infraestructura cultural del Estado venezolano se hubiese hecho más. Como por ejemplo, declarar esos doce meses como el año de Teresa Carreño, y no el año de Zamora, como ocurrió. Bueno, todo es cuestión de prioridad, y en estos últimos tiempos la cultura no lo ha sido.
De mi parte, creo que cumplí con todo lo que me había planteado a lo largo del año para recordar a la Carreño al cumplirse el primer centenario de su pasó a la inmortalidad. Desde la investigación histórica, la crítica literaria y escritura creativa, la interpretación pianística de su obra, la publicación digital de sus documentos e impresa de su biografía, hasta la dramatización, el canto y la danza, nos ha permitido recrear la importancia de Teresa Carreño para la historia.
Comencé en enero con el Seminario de Investigación “Las Historias e Historia de Teresa Carreño”, dictado en la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela y con el apoyo del Centro Documental del Teatro Teresa Carreño. Una experiencia de aprendizaje y reflexión, donde se trató el tema por primera vez desde la disciplina histórica.
Aunque como lo había comentado en una oportunidad, en realidad, la programación aniversario la habíamos iniciado en diciembre de 2016 con la presentación del espectáculo “In Memoriam”, basado en el monólogo de Mariana Inés Gil “Teresa Carreño, la pasión”, presentado en la Sala José Félix Ribas a comienzo de ese último mes de dicho año. Un evento donde se integró la interpretación dramática, el canto lírico y la danza.
El mes de febrero formé parte del panel 1st Pan American Regional IAML Meeting, convocado por la Music Library Association y realizado en Orlando (Estados Unidos). Participamos con la videoconferencia “Archivo Histórico de Teresa Carreño en Caracas”.
Desde el Centro Documental del Teatro Teresa Carreño se contribuyó con la realización de los talleres de escritura creativa “Teresa Carreño: teatro, cine y narrativa”, que tuvo dos ediciones durante este año; participamos junto al pianista Juan José Bernal en el conversatorio con motivo de la aparición de su disco “Homenaje a Teresa Carreño”; se realizó el recital Gioconda Vásquez y su alumnos, tributo a la artista, con un repertorio de su música. Esta actividad se repuso con éxito unos meses después, bajo mi producción, en la Asociación Cultural Humboldt, con palabras de presentación de profesor Einar Goyo Ponte.
Asimismo, en el Centro Documental TTC, se ejecutó el programa de Pasantías en Documentación en Artes escénicas y Musicales, donde se trabajó con la traducción de un conjunto de documentos de la artista, correspondientes al año 1917. A lo que se agregó la digitalización y publicación digital de otra selección documentos entre 1862 y 1896.
En septiembre, en la Sala José Félix Ribas, se repasaron algunos aspectos de su vida y obras, contextualizándolos e ilustrándolos con la interpretación de sus composiciones más significativas. Eso fue lo que ofreció la conferencia-concierto de la maestra Mariantonia Palacios (pianista), con la participación especial del violinista Anthony Vivas y la cellista Darlenys Zamora.
Igualmente, se apoyó en la investigación, selección de piezas y curaduría de las exposiciones “Iconográfica” de Teresa Carreño y “Colección Teresa Carreño”, realizadas en los espacios del Complejo Cultural Teatro Teresa Carreño.
También durante 2017, se reeditó mi obra “Para conocer a Teresa Carreño”, un trabajo que acerca al lector tanto a una biografía mínima como en las fuentes necesarias para profundizar el conocimiento de la vida y obra del personaje. Investigación que me sirvió de preámbulo a una monografía mucho más completa que estoy por culminar.
Quise finalizar el año centenario con la reposición de la Conferencia-Concierto “Teresa Carreño, su vida, su obra” de la profesora Mariantonia Palacios, presentado en la Asociación Cultural Humboldt, el sábado 2 de diciembre, con el cual recordábamos los 40 años del traslado de las cenizas de la artista al Panteón Nacional y los 164 años de su natalicio, ocurridos, el 9 de diciembre de 1977 y el 22 de diciembre de 1853, respectivamente.

Enero de 2018


Se publican los documentos de Teresa Carreño

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NOTA

El libro Teresa Carreño: cartas y documentos. Compilación documental (1863-1917), antología preparada por el historiador venezolano Jesús Eloy Gutiérrez, se propone divulgar una selección de documentos inéditos de la insigne venezolana, que son parte de los archivos reguardados en  Caracas, para contribuir a su conocimiento histórico.

Teresa Carreño (1853-1917) fue una venezolana que rompió todos los paradigmas de su época como artista y como mujer. Carreño docente, compositora, cantante de ópera y ejecutante del piano reconocida internacionalmente; recibió la admiración de virtuosos músicos contemporáneos como Gottschalk, Rubinstein, Rossini y Liszt. Nació en Caracas el 22 de diciembre de 1853  y falleció en Nueva York, el 12 de junio de 1917, luego de una gira por Cuba que no culminó.

La Carreño o la Walkiria del piano, como también como se le conoció, constituye uno de los principales valores de la música occidental, no obstante, su historia no ha contado con una buena prensa ni en su país y en los lugares donde vivió.

La documentación de Teresa Carreño no ha gozado del interés del mundo editorial, ni público ni privado. Sus huellas históricas han sido olvidadas por décadas. Los documentos firmados por ella, así como los que recibía de infinidad de personalidades, nos pueden dar una visión más acertada del mundo y la realidad que le tocó vivir.

La recopilación que se agrupa en este libro, un total de 70 documentos, principalmente traducidos del inglés, francés y español, abarcan el período histórico comprendido entre 1863 y 1917, lo que nos permite captar una visión lo bastante amplia del personaje. Los temas que se abordan van desde su vida sentimental, sus programas de conciertos, su visita a Venezuela,  hasta los compromisos académicos o empresariales. 

Teresa Carreño: cartas y documentos..., trabajo pionero en su estilo, es una obra imprescindible para el conocimiento definitivo del personaje a nivel global. 

El libro, editado por La Campana Sumergida Editorial, está disponible en Amazon, tanto en formato impreso o en kindle. Así que lo puedes adquirir en cualquier parte del mundo con tu medio de pago favorito.



Teresita y el misterio del Piano

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RESEÑA
Por Dayana Rada
La paridad o dupla formada por Luiz Carlos Neves escritor brasilero que vive en Venezuela desde 1983, reconocido nacional e internacionalmente por su  producción literaria y Mar de los Ríos, escritora y editora venezolana, se unen nuevamente para regalarnos el cuento infantil Teresita y el misterio del piano. En esta historia la imaginación recrea el episodio en el cual Teresa Carreño siendo niña es invitada por el Presidente Abraham Lincoln a la Casa Blanca para realizar un concierto privado para él y su familia.

Los escritores nos muestran a una Teresita con un carácter imponente, preocupada por su excelente desempaño en la interpretación de cualquier pieza musical. La historia se centra en el inconveniente que encuentra la niña a la hora de comenzar su concierto, cuando se percata que el piano en el que iba a tocar estaba desafinado, lo cual constituye un problema para cualquier pianista y más para la exigente Teresita. Las ilustraciones a cargo de Aarón Mundo, diseñador e ilustrador venezolano;  son las mejores acompañantes en este viaje; ellas hablan a través  de su dinamismo, júbilo y color haciendo que nuestra imaginación nos traslade a un lugar placentero e inolvidable, al lado de la entusiasta Teresita.

Teresita y el misterio del piano, nos envuelve en música, en la alegría de  una niña que cuenta con el apoyo de su familia en especial de su padre para transitar el camino que la llevará a cumplir su sueño de tocar el piano por el resto de su vida. Viajamos con Teresita y su papá Manuel Antonio Carreño en el tren, tocamos a dos o a cuatro manos el piano junto con ellos,  recorremos y jugamos en la Casa Blanca junto con Teresita.

Cómo se desencadena esta historia es una interrogante y para encontrarla deben disfrutar la lectura de este cuento que es para toda la familia, editado por la Fundación Teatro Teresa Carreño en el marco de la conmemoración del centenario de la desaparición física de Teresa Carreño en el año 2017. La primera edición en el año 2018 consta de 2.000 ejemplares.  La lectura de este cuento nos conecta con los sueños hechos realidad, con el talento, con el amor y con la certeza de que todo esfuerzo es recompensado. Prueba de ello es el legado de Teresa Carreño.
Caracas, 29 de junio de 2018

En torno a las cartas de Teresa Carreño

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Fragmento del prólogo del libro
Teresa Carreño: cartas y documentos (1863-1917)

Cuando pienso en usted, pobre de usted, quién soy yo para cansarlo con mi mezquindad y su amabilidad y paciencia, lo estoy asfixiando hasta casi obligarlo a perder su precioso tiempo leyendo todos estos temas sin importancia sobre mí de los cuales he escrito, mi conciencia, por tener esa incómoda y pesada carga todavía conmigo.
Teresa Carreño

A los seres humanos los conocemos por sus obras, por sus pensamientos, por las ideas que legaron. Evocar a Teresa Carreño invita a muchas palabras. Su vida novelesca da para hablar y anunciar infinitos juegos de palabras. Además de toda la revolución que implicó su vida sentimental, a su fama lograda en los escenarios del mundo se suman sus composiciones y su libro para la correcta ejecución del piano: Possibilities of Tone Color by Artistic use of Pedals.

Desde temprana edad, además de las sonoridades del piano y sus composiciones, la artista dejó plasmada su huella a través de su palabra escrita. El primer documento del que se tiene referencia es una carta a Carl Zerrahn, que fue publicada en la primera biografía escrita por su discípula Martha Milinowski. Luego, en esa misma obra, se transcriben las máximas que guiaban su joven vida. A saber: aprender para enseñar; no ser malo para conseguir el amor de los demás; tener compasión del malo e intentar no ser como él; los niños para ser buenos deben respetar a sus padres, vivir con Dios, ser siempre buenos y dóciles.Además, deben evitar la envidia, imitar el buen ejemplo, proteger a los ancianos y no ponerse nunca bravos.

Esas ideas de Teresa fueron ganando cuerpo a lo largo de los años; algunas desaparecieron y otras tantas se incorporaron. En diversos medios nos vamos a encontrar esas palabras de Teresa; como por ejemplo en la prensa, cuando concede alguna entrevista. Pero la documentación que mejor nos permite ver la mentalidad de la Carreño, y la forma de actuar en la última etapa de su vida, es la correspondencia personal.


Es lamentable que no se conserve la totalidad de la documentación de Teresa Carreño. En Venezuela se cuenta con las cartas dirigidas a Antonio Guzmán Blanco entre 1886 y 1889, que fueron recogidas anteriormente por el musicólogo José Peñín en la Revista Musical de Venezuela[1], gracias a su pesquisa realizada en la Fundación Boulton.Además, se cuenta también con un conjunto de cartas en diversos idiomas (inglés, francés y alemán), firmadas por la artista, que retratan especialmente su relación los empresarios, amigos, conocidos y familiares, que se conservan en el Archivo Histórico Teresa Carreño, en el teatro del mismo nombre.

Estas cartas que compilamos abarcan el período histórico comprendido entre 1863 y 1917; el mayor número se registra entre 1880 y en la fecha de su muerte. Si analizamos la vida de la artista, es poca la documentación con la que contamos de un personaje que estuvo más de sesenta años en los escenarios del mundo; de esta manera, se evidencia que la tarea de conocerla se nos presenta en forma de un gran reto a la imaginación.

Con lo cual viene a cuento esta idea de Francisco Quevedo: “Las palabras son como monedas, que una vale por muchas como muchas no valen por una”. Por lo tanto, cada línea escrita por Teresa Carreño se nos presenta como una gran mina por explotar en esa búsqueda de su comprensión en tanto personaje de la historia universal.

Partiendo de esta realidad, nos propusimos hace unos años preparar una compilación documental con los escritos de Teresa, principalmente sus cartas, como una manera de hacer accesible al público esos documentos, los cuales han permanecidos vírgenes por casi un siglo para los estudiosos de nuestro personaje.

Esa documentación de Teresa Carreño, que vino a Venezuela con motivo de la división de la colección que sobre la artista guardaba el Vassar College de Nueva York, no ha gozado del interés del mundo editorial tanto público como privado.
Las cartas firmadas por Teresa, así como las que ella recibía de infinidad de personalidades, nos pueden dar una visión más acertada del mundo y la realidad de la artista en su época.

En esta primera propuesta editorial se compilan una parte de las cartas firmadas por Teresa Carreño, un total de sesenta documentos, quedando para futuras publicaciones el segundo grupo de cartas; sobre todo las escritas en idioma alemán y las enviadas a Teresa Carreño, que ameritarían nuevos libros.
(…)
La utilización de estas fuentes, hasta los momentos, ha sido escasa en los trabajos que sobre la artista se han escrito; por lo que su publicación, a un largo plazo, debe influir en la reescritura de muchos aspectos de la vida y obra de este personaje. Nuestro objetivo es facilitar el acceso a ellos mediante su edición.

La obra ha sido estructurada en tres partes: en la primera se reúnen las cartas que la artista remitió al general Guzmán Blanco entre 1886 y 1889, firmadas en su gran mayoría como Teresita; en la segunda se recopilan las cartas enviadas a los empresarios entre 1897 y 1916; y finalmente, las cartas destinadas a amigos, conocidos y familiares entre 1863 y 1917. En este grupo, agregamos una selección de correspondencia dirigida a su cuarto esposo, por considerarla de un gran valor informativo sobre los sentimientos de la artista.
 (...)
…aún y en desacuerdo de la guerra me dice que sería una verdadera amabilidad de mi parte dejar de escribir por lo tanto cerraré.
 Teresa Carreño



[1] Caracas, año XIV, Nº 32-33.


La obra fue editada en Polonia por La Campana Sumergida Editorial y está disponible en Amazon en formato tapa blanda y en eBook. 
https://www.amazon.com

Teresa y el Titanic

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Por Dayana Rada

Imaginar cualquier viaje de Teresa Carreño puede ser agotador, una mujer que visitó tantos países, por tantas horas, días, meses, en alta mar envuelta en música, en poesía, en creación.

    Pudo haber sido como cualquier persona que emprende un viaje a otras tierras, lejanas o cercanas, con el mismo idioma o con idioma distinto. Esto para Teresa era secundario, lo que realmente importaba era el destino al cual se dirigía, uno donde la esperaba el reconocimiento, los aplausos, la inmortalidad.
            Me pregunto si nuestra diosa del piano, ¿Recordaría lo sucedido en el Titanic? durante alguna  tormenta en alta mar o alguna avería en cualquiera de los barcos en los que viajaba. Pienso que sí, y sospecho que si la muerte la hubiese visitado en alguna de estas desafortunadas situaciones, ella la hubiese increpado con su carácter y su último deseo hubiese sido tocar, tocar y tocar hasta su suspiro final. No la puedo imaginar de otra manera.

            En el hundimiento del Titanic los músicos tocaron hasta que la naturaleza, la fuerza del mar y la desventura así lo impusieron. Ella moriría como "Romeo" y "Julieta", porque sus días acabarían junto a su fiel compañero el piano, lucharía contra molinos de viento como Don Quijote, hasta que sus dedos no pudieran presionar más las teclas y sus pies los pedales para hacer de cada interpretación algo inolvidable, para quienes la escuchaban. Tocaría hasta que la vida  se lo permitiera.
        Gracias a la Providencia Teresa no viajó en el barco en cuestión; en el año 1912 ella celebraba sus cincuenta años en la escena musical – bodas de oro para un artista- sin embargo en mi fantasía la quiero ubicar ahí, justo cuando se tiene la certeza de la llegada del fin terrenal. La muerte al oírla tocar dudaría en llevársela y en efecto primero preguntaría:  ¿si en el mundo espiritual existe un piano para ella?, ¿si se puede escuchar una interpretación como esa?, ¿si va a poder tocar después de su muerte? 
             La respuesta a estas preguntas sería: No.
 
La muerte decide esperar hasta que termine el concierto de piano, es dueña de su último suspiro, de su cuerpo, de su alma. Pocas veces la muerte, una mujer vencedora al igual que Teresa, duda en llevarse a alguien, con la pianista que escucha hay una gran diferencia, nadie había logrado conmoverla al punto de querer incumplir con su trabajo. Teresa está tranquila porque sabe que en esta o en cualquier vida, siempre estará tocando, en el Aire, en el Fuego, en la Tierra, en el Mar. A cien años de su desaparición física sigue presente en las personas que a nivel mundial conocen su legado musical y su experiencia de vida.
           Caracas, 28 de mayo de 2017
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